Pedro J.C.Q., sentado junto a su abogado, Bartomeu Oliver. Fotos: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

TW
0

EMILIO LÓPEZ VERDÚ
Las nueve personas que forman el tribunal del jurado abandonaron ayer la Audiencia Provincial después de escuchar dos versiones opuestas e irreconciliables, en el caso del asesinato de Verónica Kovalovska. Esta joven eslovaca falleció el 16 de enero de 2005 en unos apartamentos de Cala d'Or. Su cuerpo se encontraba boca arriba, en un jardín junto a una piscina, justo debajo del segundo piso en el que vivía.

La primera gran contradicción del juicio fue desvelada por uno de los guardias civiles, quien explicó que en su primera declaración, el acusado admitió haber golpeado a la víctima con una piedra, aunque éste lo negó ante el tribunal.

El primero en declarar fue el único acusado por el crimen, Pedro J.C.Q., novio de la víctima desde hacia siete meses, y que en el momento del suceso convivía con ella. El acusado sostuvo en todo momento que su novia se arrojó desde el balcón después de una pelea por celos.

En el otro lado se encontraban los investigadores de la Guardia Civil, quienes echaron por tierra esta versión y afirmaron que la mujer falleció en el mismo lugar en el que fue hallada.

El acusado realizó ayer una declaración exhaustiva sobre todo lo que sucedió la jornada del suceso. A media tarde de ese día, se fue con su novia y una amiga a Palma para ver una película. Allí se produjo el primer conflicto, puesto que el acusado explicó que «no encontrábamos un lugar para cenar». Los tres regresaron a Cala d'Or, donde salieron «de marcha» y se pasaron varias horas tomando copas en el bar de un amigo. Allí se produjo otro conflicto cuando Verónica se enfadó y salió corriendo del local. Ya fuera, ambos intercambiaron varios golpes y la mujer salió corriendo. El acusado explicó que intentó localizarla en distintos puntos de Cala d'Or y que al no conseguirlo regresó a casa, donde convivían con otra chica.

Al cabo de un rato llegó Verónica, y se produjo otra pelea entre los dos. La chica le exigió que le dejara salir de la vivienda pero él se negó. Según el acusado: «Me despisté y salió al balcón, que estaba abierto. Cuando salí, me la encontré agarrada a la barandilla. Le dije: '¿Qué haces?'. Ella me miró y saltó como en oblicuo, hacia el piso de abajo».