Los resultados del ADN fueron comunicados ayer a la Comandancia de la Guardia Civil de Palma, que investigaba el caso. Magdalena Florit y su compañero se trasladaron a esa posesión acompañado de los guardeses, para pasar una jornada lúdica dominical en aquellos terrenos. La mujer sufría problemas de memoria y se perdió por aquellos terrenos escarpados. Durante una semana la Guardia Civil, el helicóptero del Cuerpo, voluntarios y familiares peinaron aquellas montañas, en busca de Magdalena. No se halló ni rastro y meses después, en octubre, se produjo el hallazgo casual de unos restos humanos de una mujer, en avanzado estado de descomposición. La víctima no había muerto al instante, ya que tuvo tiempo de improvisar una almohada con una bata y hierbas. Desde un primer momento se sospechó que ese cuerpo pertenecía a Magdalena, la vecina de Secar de la Real, pero el misterio no se despejó hasta ayer.
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