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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
El acusado del crimen de Cala d'Or utilizó su turno de ultima palabra para dejar bien clara su postura ante el jurado: «Mi paz y mi conciencia están muy tranquilas, y sé que Verónica está en el cielo». De esta forma culminaban tres intensos días de juicio con polémicas incluidas.

En su narración desvelaron que la víctima, Verónica Kovalovska, estaba muy ebria en el momento de morir, con un índice de 1,20 gramos de alcohol por litro de sangre. Con estos datos afirmaron que la mujer sufría efectos «moderadamente importantes», como la alteración de la capacidad psicomotriz, alteración emocional o caminar inestable.

En la última sesión de ayer, declararon por videoconferencia varios expertos en toxicología de Barcelona.

En otra videoconferencia, los agentes de criminalística de la Guardia Civil de Madrid explicaron que no hallaron muestras del ADN del acusado en una piedra, presuntamente utilizada como arma homicida, ni en un cuchillo de cocina con el que supuestamente se realizaron los cortes en las muñecas de Verónica. A estos datos se agarró la defensa en su informe final para pedir la libre absolución del acusado. El letrado Bartomeu Oliver destacó además que algunos de los vecinos no escucharon ruidos de pelea, argumentando que «si se trató de un crimen, fue el más silencioso de toda Mallorca». El abogado aseguró que «existen dudas razonables en el relato de los hechos propuesta por la acusación».