El acusado, rodeado de agentes de la Guardia Civil, tras ser detenido. Foto: MICHELS

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JAVIER JIMÉNEZ
Carlos M., guineano de nacionalidad, fue detenido merced a la colaboración entre la Policía Local de Calvià y la Guardia Civil.
En la madrugada del miércoles una pareja de turistas británicos se encontraba en la playa de Magaluf haciendo el amor, entre las hamacas. De repente, el varón detectó entre las sombras la figura de un desconocido y al fijarse más detenidamente descubrió que se trataba de un «mirón» africano, de considerable altura. Le llamó la atención para que se marchara, pero el individuo, lejos de amedrentarse, se encaró con él. Los dos jóvenes se enzarzaron en una pelea junto a la orilla, de la que el turista británico salió mal parado. Pero el subsahariano no se dio por satisfecho y le dijo a su contrincante que debía entregarle 200 euros o iba a matar a su amiga. El británico no llevaba dinero encima y no pudo pagarle. Por segunda vez los dos protagonistas cruzaron patadas y puñetazos y, de nuevo, el amante de la playa fue el que se llevó la peor parte. En esta ocasión el guineano le exigió que se marchara a su hotel y volviera con los 200 euros, mientras él permanecía con su novia para asegurarse de que volvía. También le advirtió de que no avisara a la Policía.

El veraneante, muy asustado y herido por las dos palizas consecutivas, se marchó apresuradamente hacia su hotel y el africano, supuestamente, aprovechó que se había quedado a solas con la inglesa, de 23 años, y la arrastró hasta un paraje más oscuro, donde la golpeó con furia para que dejara de llorar y ofrecer resistencia. Cuando por fin la acalló, el acusado la violó. Su novio regresó a los pocos minutos y se la encontró en un estado lamentable. Ambos pidieron ayuda y la Policía Local y la Guardia Civil se movilizaron para detener al sospechoso, que fue apresado esa misma noche.