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JAVIER JIMÉNEZ «Nada de lo que ha contado el piloto es verdad. Es un psicópata que nos tiene aterrorizados y fue él quién atacó a mi mujer. Yo la defendí y le golpeé a él con un nivel de obra, pero para que dejara de dar puñetazos a Jutta». Helmut K., un asesor fiscal alemán que pasa temporadas en Mallorca, es la persona que el piloto Luis Aldoma Casteras denunció por un intento de asesinato en Bahía Azul, en Llucmajor. El extranjero y su esposa, sin embargo, sostienen una versión completamente distinta a la expuesta por el piloto catalán y son categóricos al afirmar que «estamos viviendo un infierno por culpa de ese vecino, sólo queremos irnos a nuestro país e intentar olvidar».

Ya en septiembre del año pasado, según el relato del matrimonio alemán, «alguien» les destrozó la balaustrada de su casa, que colinda con la de Luis Aldoma. Luego surgieron problemas con otro vecino alemán por los excrementos de los cuatro perros del piloto, que según Helmut «tiene desde hace tiempo, y no como dice él desde hace poco, por miedo». También surgieron problemas vecinales por la toma del agua, pero el asesor fiscal insiste en que «nosotros nunca le cogimos su agua». Así pues, la relación se fue enturbiando y el viernes de la semana pasada la pareja fue insultada supuestamente por Luis. Ellos se fueron a visitar una tienda de baldosas en Llucmajor y a su vuelta se encontraron con que no tenían luz. «Alguien» les había cortado los cables del contador y la Guardia Civil y la Policía Local se personaron en la calle Marte, para tratar de poner paz entre los vecinos. «Luis decía que yo había empujado a uno de sus hijos y eso es ridículo, yo nunca les he puesto la mano encima», añadió Helmut.

En la medianoche del domingo al lunes Luis, uno de sus hijos y tres perros salieron a pasear y el residente alemán vio desde su casa cómo rompía el espejo retrovisor de su coche de alquiler. Esa noche volvió la policía a Bahía Azul, porque habían cortado la llave del agua en la casa de Helmut y Jutta. El lunes por la mañana fue cuando se produjo el estallido. Los alemanes sorprendieron a Luis pintando con un spray y Jutta le sacó unas fotos con su cámara digital. «El piloto saltó el muro y comenzó a perseguir a mi mujer, que se refugió en casa. Sin embargo, la ventana estaba abierta y Luis entró. Se abalanzó sobre ella y comenzó a golpearle para quitarle la cámara. Yo bajé y cuando lo ví sobre mi esposa cogí lo primero que tenía a mano -que resultó ser un nivel de obra- y le golpeé para que la soltara», asegura Helmut.

El asesor fiscal, de 57 años, dice que es ridícula la versión del piloto de que fue Helmut quién lo alzó por el muro y lo entró en volandas hasta su casa: «Sería una especie de supermán». Luis se llevó la cámara digital y, según sus vecinos, la ocultó en su coche, donde la encontró la Policía Local. En la tarjeta gráfica aparece el momento en el que el piloto pinta la fachada, pero no cuando es golpeado con el nivel de obra. Los tres protagonistas fueron trasladados a Son Llàtzer, pero al final Jutta quedó ingresada en Son Dureta, con fractura del segundo metacarpiano de la mano izquierda y fractura costal.