Los bomberos apuntalaron el edificio desde las puertas y ventanas. Foto: GUILLEM MAS

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La suerte quiso que no se tuvieran que lamentar heridos. Eran las 12:15 del mediodía cuando se desplomó la parte interior del edificio que alberga el bar restaurante s'Ànfora, ubicado en la calle d'en Bordils de Porto Cristo. El suceso provocó el derrumbe del techo de la segunda planta sobre la primera. La alarma cundió entre los vecinos y turistas que caminaban por allí.

El restaurante afectado se encuentra en primera línea de playa junto al concurrido Passeig de Sa Sirena. Pese a la gran cantidad de gente que diariamente transita por el lugar, no se ocasionaron heridos, aunque la planta baja del bar restaurante estuviera llena de clientes.

Segundos después del desplome se desplazaron al lugar de los hechos agentes de la Unidad Territorial de Costas de Porto Cristo de la Policía Local de Manacor, efectivos del Cuerpo Nacional de Policía y dos camiones de los Bombers de Mallorca. Los bomberos comenzaron las labores de demolición de la parte de la pequeña torre afectada, con el objetivo de evitar más desprendimientos que afectasen a la planta primera y se apuntalaron puertas y ventanas para solidificar la estructura del edificio.

Mientras se realizaban estas tareas, técnicos de urbanismo del Ajuntament de Manacor se desplazaron a la zona junto con el delegado de Porto Cristo, Joan Gomila; el delegado de Interior, Pedro Rosselló y el conseller insular de Interior del Consell de Mallorca, Joan Lladó. Los técnicos debatían sobre la necesidad de derrumbar la solera de la planta primera para evitar un posible desplome incontrolado por el peso de los escombros acumulados. Otro punto de discusión fue la posibilidad de que durante el derrumbe de la solera, una de las paredes de la fachada pudiera también desplomarse.

Finalmente se optó que por la tarde, una grúa realizase el desplomede la solera interior del edificio para evitar más desprendimientos y poder así apuntalar totalmente el edificio y esperar futuros informes técnicos sobre el estado del edificio.

Así, todo quedó en un susto para los clientes del restaurante, vecinos y turistas que se alteraron en el momento del derrumbe interior del edificio.