Kate McCann volvió abatida a casa a esperar el resultado del interrogatorio de su marido, después de que la policía portuguesa la declarara ayer formalmente «sospechosa» en el caso de la desaparición de su hija Madeleine, de 4 años.
Según fuentes policiales y del entorno de los McCann, la médica británica de 39 años que hasta hace pocas horas insistió en que su hija está viva y que no dejará de buscarla, pareció muy afectada por el curso de los acontecimientos.
Tras dos días de interrogatorio en los que permaneció en total 16 horas en las dependencias de la Policía Judicial de Portimao, la madre de Madeleine, que según su abogado entró en calidad de testigo, salió como sospechosa y con una medida que le impide abandonar su lugar de residencia sin permiso.
Fuentes policiales informaron de su nueva condición de sospechosa, aunque oficialmente las autoridades sólo admitieron, por imperativos legales, que hay un nuevo «sospechoso» en el caso sin revelar su nombre. Esa condición facilitará las diligencias de la Policía, pero también permitirá a la madre de Madeleine evitar declarar o contestar a preguntas que puedan perjudicarla y acceder a información de los cargos y pruebas en su contra.
En el caso de Gerry McCann, portavoces policiales no quisieron aventurar cuánto tiempo podría permanecer en la sede de la Policía que podría también variar su actual condición de testigo en función de los resultados del interrogatorio.
Según fuentes oficiales, los investigadores portugueses sospechan que los padres de Madeleine pueden estar relacionados con la muerte accidental de su hija, y han encontrado indicios que avalan sus teorías en el análisis de restos biológicos recogidos en el apartamento, el automóvil y efectos personales de la pareja.
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