Varios de los inquilinos de una de las viviendas criticaron ayer la orden municipal de desalojo. Fotos: E.L.V.

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EMILIO LÓPEZ VERDÚ Hoy, 10 de septiembre, se cumple el plazo para el desalojo de las catorce familias que ocupan el edificio en ruinas de la calle Brotad, en el Polígono de Levante de Palma. A pesar de la orden municipal, los inquilinos se muestran rebeldes y aseguran que se niegan a abandonar el edificio y que, si les echan, están dispuestos a regresar.

«Cuando la policía venga nos encontrará aquí, estaremos todos dentro y esperándoles porque no nos pensamos marchar», afirmaba ayer de manera contundente Manuel. Este albañil llegó hace unos 15 años al edificio, en el que ha visto cómo crecía su familia.

Su postura es radical: «Somos los perros de la sociedad; pero si nos echan y ponen tabiques, tiraré la pared abajo y me volveré a meter en la finca», afirma. A medida que pronuncia estas frases, otros vecinos entran en su casa y le apoyan: «nosotros tampoco nos vamos a marchar. ¿Dónde vamos a ir? Llevamos aquí toda la vida, y si tuviésemos otro lugar ya nos habríamos largado de aquí», tercian.

A pesar de estas advertencias, muchos vecinos se afanan en llevarse sus pertenencias. A lo largo de la mañana, por la polvorienta calle Brotad circulan varias furgonetas en las que cargan sus muebles, casi siempre con destino a domicilios de familiares. De hecho, el panorama dentro de las casas era ayer bien diferente al de varios meses atrás, puesto que apenas quedan muebles y electrodomésticos en la finca.