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JAVIER JIMÉNEZ ¿Quién y por qué contrató al matón? Ésta es la pregunta principal que se hace la Guardia Civil para aclarar el caso del secuestro de Son Servera. La víctima, una vecina de aquella localidad, se está recuperando de los golpes que recibió, pero sigue muy afecta anímicamente por la dramática experiencia.

La mujer ha reiterado que no conocía de nada al individuo que esa mañana se coló en su coche y, mediante amenazas, le obligó a conducir hacia Es Coll des Vidrier, en Capdepera. Ese sujeto, que ahora es el centro de la investigación, la había estado vigilando y conocía la rutina diaria de la señora. Cuando entró en su monovolumen le advirtió que no intentara nada. Su corpulencia física y el palo que llevaba con él hicieron desistir a la conductora de intentar apearse.

La mujer ha recibido el apoyo de su familia y ayer prestó declaración acompañada de su esposo. Hace un tiempo ya tuvo un grave problema y tuvo que ser protegida por los agentes. Ahora se está tratando de determinar si aquellos acontecimientos guardan relación con el secuestro del sábado. El móvil no sería, en principio, una extorsión económica. Sin embargo, una venganza o un ajuste de cuentas por un asunto pasado es la posibilidad que cobra más fuerza.

Tal y como adelantó en su edición de ayer Ultima Hora, el delincuente se mostró extremadamente violento con la secuestrada y la golpeó con dureza en un paraje apartado de Capdepera, lejos de cualquier testigo incómodo. Una de las incógnitas es saber cómo huyó. Podría haber cogido el vehículo de la víctima, que sollozaba en el suelo, ensangrentada y casi desnuda, pero no lo hizo. Se marchó corriendo y no se descarta que en las inmediaciones de Es Coll des Vidrier hubiera aparcado un coche o una moto.