Hasta medio metro de agua se acumuló en la estación de Son Fuster Vell, tras una tormenta que duró veinte minutos. Foto: VASIL VASILEV

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JAVIER JIMÉNEZ Menos mal que llueve poco en Mallorca. De lo contrario, el servicio de metro sería anfibio. Ayer un chaparrón de veinte minutos, aparentemente inofensivo, inundó varias estaciones y puso en jaque toda la red del metro. El conseller de Mobilitat, Gabriel Vicens, visitó las paradas anegadas y ordenó que se suspendiera el servicio hasta que se extraiga el agua y el fango.

A las cinco de la tarde, aproximadamente, el cielo se tapó y descargó un chubasco de intensidad media. No se registraron las habituales inundaciones de siempre (puente de Son Oliva y algunos torrentes), pero el agua caída fue suficiente para desbordar la estación del metro de Son Fuster Vell, en el polígono de Son Castelló. Hasta medio metro alcanzó el agua en el túnel, mezclada con barro. Los pasajeros fueron evacuados y los bomberos comenzaron lo que ya viene siendo un ritual en días de lluvia: la extracción del agua en cada boca del metro. Vicens se mostró indignado: «esto es un desastre, no puede ser que cada vez que llueve el metro se inunde. No es serio». El conseller adelantó que se está planteando la posibilidad de cerrar las estaciones palmesanas cada vez que hay amenaza de lluvia: «así nos evitaríamos problemas».