El Club Náutico de s'Arenal fue el punto desde el que partieron las agrupaciones de voluntarios de Protección Civil y los familiares y amigos de Margalida Bestard. Fotos: PILAR PELLICER

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JAVIER JIMÉNEZ Un despliegue sin precedentes y un resultado decepcionante. Éste podría ser el resumen de la jornada de búsqueda de ayer de Margalida Bestard Ramis, la casera de 72 años que desapareció el pasado 10 de octubre en s'Arenal de Llucmajor cuando estaba cobrando el alquiler a sus inquilinos.

A las nueve de la mañana los voluntarios de todas las agrupaciones de Protección Civil fueron movilizados en el Club Náutico de s'Arenal. Al dispositivo se añadieron vecino de Pòrtol, familiares de Margalida y especialistas de la Guardia Civil con perros adiestrados y un helicóptero. Algunos particulares con barcos rastrearon la costa de Llucmajor, mientras agentes de la Benemérita peinaban acantilados y zonas rocosas.

La familia de Margalida comentó, por la mañana, que «han venido unas 123 personas, por lo que estamos muy contentos». Luego el número ascendió hasta rozar los 200 voluntarios y efectivos, una cifra muy alta para una búsqueda por una desaparición en Mallorca. La Conselleria d'Interior informó de que el despliegue presentaba dos vértices: el rastreo de la carretera Llucmajor-Campos y el de un tramo que une con s'Aranjassa con Llucmajor, donde había esperanzas de hallar algún rastro de la casera septuagenaria.

Pinares, canteras, vertederos y torrentes, sobre todo los que son fácilmente accesible en coche, fueron registrados metro a metro. Campos, Llucmajor y s'Arenal (sobre todo la parte de Llucmajor) fueron desnudados, sin éxito. No está claro si las últimas y torrenciales lluvias favorecen o entorpecen la investigación: por un lado, pueden haber borrado indicios; por otro, pueden sacar a la luz pruebas antes ocultas.