Durante todo el día los efectivos de búsqueda peinaron torrentes, descampados, pinares y acantilados cercanos al establecimiento hotelero, con especial atención a las rocas que hay junto al mar. De hecho, parecía claro desde el lunes que la mujer, de 45 años, no había ido muy lejos. No tenía coche de alquiler y dejó el Samoa minutos después del accidente de su hija, lo que daba a entender que había cruzado directamente al mar, para quitarse la vida. «Si está en el fondo aparecerá a los dos días, como ocurre cuando los cuerpos se inflan», pronóstico el martes uno de los investigadores, que finalmente acertó.
A media tarde dos oficiales de la UTC y un experto buceador de la compañía Skualo se embarcaron en una zodiac y rastrearon en una zona de cuevas submarinas, a unos 30 metros de Cala Domingos, donde años atrás ya apareció un cadáver arrastrado por la corriente. A las 16.45 horas uno de los buzos emergió del agua y gritó: «Está ahí abajo, en una cueva». La profundidad era escasa, apenas un metro y medio, y la mujer fue sacada con relativa facilidad.
La jueza ordenó que el cuerpo fuera trasladado a Porto Cristo y adoptó duras medidas para que la prensa no se acercara a un perímetro de 100 metros a la redonda. Lo que no sabía es que en Cala Domingos, a esa hora, había cámaras que habían captado el rescate del cuerpo inerte.
La investigación, que pasó a manos del Cuerpo Nacional de Policía, se prolongó durante toda la tarde, hasta la caída de la noche. Uno de los datos a concretar es si Sara Cooper se lanzó al agua desde las rocas, y quedó malherida, o si se adentró nadando hasta que se ahogó. Esta última hipótesis es la que tiene más fuerza, ya que ayer una señora desveló a los investigadores que el lunes por la mañana presenció cómo una bañista entraba una y otra vez en el agua, hasta que desapareció. Esa bañista sería, presumiblemente, Sara Cooper.
Hoy está previsto que se le practique la autopsia al cadáver de la británica, que permitirá determinar, entre otras cosas, si murió ahogada o golpeada contra las rocas. Gianna Cooper, la hija de Sara, permanece ingresada en estado muy grave en la UCI de Son Dureta. La niña, de siete años, ha entrado en un cuadro de coma inducido, pero no se teme por su vida. El problema estriba en determinar qué secuelas le quedarán.
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