«Cuando sufres malos tratos de tu pareja te sientes un poco como muerta. Incluso llegas a desear estarlo. Lo peor es que las ayudas que siempre te prometen son irreales; yo tengo que dormir en el coche, porque me han dicho que los centros para mujeres para mí están llenos». Nieves tiene 51 años y en octubre vivía con su compañero en un casa alquilada en Selva.
«Él iba a pegar a nuestro perro y le dije que no lo hiciera. Luego se enfureció porque había dejado la piel de un caqui en el fregadero y me empezó a insultar. Dijo que quería que me fuera de la casa, pero todo lo que hay allí es mío y le dije que no», relata. Según su testimonio, Nieves subió entonces al piso superior y se encerró en una habitación: «La puerta no tiene pestillo y coloqué un radiador para que no entrara. Me metí en la cama para calmarme y de repente entró y me dijo que me iba a violar».
La mujer se refugió en el cuarto de baño y pasó allí la noche, «muerta de miedo» . Por la mañana, supuestamente, volvió a ser víctima de malos tratos: «Me estaba esperando y me golpeó contra la pared, yo tuve que salir medio desnuda a la calle, pidiendo ayuda». El acusado fue detenido y ella fue atendida, en primer lugar, por la Policía Local de Inca y, después, por la Guardia Civil. La mujer, en este sentido, se mostró muy decepcionada con la actuación policial, ya que según ella los agentes se posicionaron claramente a favor del denunciado. «Un responsable de Policía me llegó a decir que por cuatro golpes no me convenía denunciarlo, porque tendría que contratar a un abogado y el proceso me saldría caro. El hombre fue arrestado y después quedó en libertad, tras negar las imputaciones.
«He tenido que dormir en casa de mi hija, pero ella tiene su vida y no quiero molestarla. En el centro de acogida me dijeron que estaba a tope de mujeres en mi misma situación y he llegado a dormir en el coche», contó Nieves.
«En la casa que habíamos alquilado en Selva tengo todas mis pertenencias y no puedo recogerlas. Hasta que no vives un caso de malos tratos no sabes lo mal que se puede llegar a pasar. Yo me siento como si estuviera muerta y más todavía cuando ves que todos te fallan: tu pareja te pega, la Policía no actúa como debería hacerlo, la respuesta judicial es lenta y en los centros no hay sitio», añadió.
El caso de Nieves se encuentra en fase de instrucción en el juzgado de violencia doméstica de sa Gerreria y el acusado, según ella, no se ha visto tan afectado: «Ahora está con otra mujer, como si nada hubiera pasado, en la casa que habíamos alquilado. Esa es la justicia que yo he recibido».
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