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JAVIER JIMÉNEZ Jugaban con la vida de los «muleros» con total desprecio. La banda de nigerianos desarticulada en la gran redada del martes en Son Gotleu, el Coll den Rabassa y Son Cladera, utilizaba a 'correos' africanos que ingerían un kilo de cocaína y viajaban de Guinea a Palma, en una penosa travesía.

Recorrían Casablanca, Amsterdam, Madrid y Barcelona, con más de 500 euros en efectivo, la cantidad que piden algunos países a los supuestos visitantes que están de paso. La red se encargaba de todo. Les pagaba el pasaje, les recompensaba por el viaje y si eran detenidos, como ocurría con cierta frecuencia, los 'capos' les pagaban la defensa. Incluso ayudaban económicamente a la familia durante el cautiverio. Pero no era por caridad, sólo para comprar el silencio del preso.

Los jefes mafiosos adoptaban todo tipo de medidas para burlar a los investigadores: hablaban un vocabulario en clave, eran muy escrupulosos en sus movimientos y la discreción era su máxima. Lo que no sabían, los narcotraficantes, es que el ECO (Equipo contra el Crimen Organizado) llevaba tras ellos desde agosto de 2006, cuando cayó en el aeropuerto de El Prat uno de los 'correos'. Ayer se arrestó al último implicado, con lo que ya son catorce los detenidos. La Operación Lagos se salda con 9'5 kilos de cocaína intervenida, aunque se estima que la red movía entorno a los 50 ó 60 kilos de esa sustancia. Son Gotleu, el Coll y Son Cladera tardarán en olvidar la gran redada.