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JULIO BASTIDA Era la tarde de la cabalgata de Reyes del año 1.998, cuando desapareció Miquel Àngel Valls Marqués, un joven de 20 años de edad, y natural de Palma. Después de comer en casa y sobre las 16:30 horas, anunció que se iba a dar una vuelta. El joven se encontraba de vacaciones y nunca había protagonizado un episodio similar.


La tarde de su desaparición no cogió ni dinero ni ropa, lo que evidencia, en principio, que no tenía intención de dejar el domicilio familiar.
Sobre las siete de la tarde del mismo lunes fue visto entre la calle Balmes y la calle Eusebio Estada por última vez por una vecina y una sobrina. Ambas afirmaron que no advirtieron que Miguel Àngel se comportase de forma extraña.

Andreu Valls y María Teresa, padres del desaparecido, afirmaron que es difícil que se fuera por su propia iniciativa. Los progenitores recorrieron clínicas, cuarteles, residencias, sin resultado alguno.

Durante los primeros 15 días de la desaparición la familia Valls Marqués recibieron numerosas llamadas sobre el paradero de Miquel Àngel, pero todas resultaron ser falsas.

El padre afirmó que Miquel Àngel era un chico que no bebía, no fumaba y no frecuentaba bares ni discotecas.
Un día antes de la desaparición, el 4 de enero, coincidió con un conocido en la entrada de la iglesia de La Encarnación. Ese individuo, mayor que él, había tenido un negocio cerca de su casa y, según supieron luego sus padres, se veía a veces con Miquel Àngel. Esa tarde, según contó él mismo a un primo, le ofreció un trabajo 'turbio', que rechazó. Al día siguiente, a las 16:30 horas, el muchacho salió a pasear, y dejó una cinta de vídeo a punto para grabar. Nada hacía presagiar que no volvería a pisar su piso. Al menos cinco personas lo vieron durante su itinerario. Cerca de la Plaça d'Espanya coincidió con dos conocidos, luego le dijo a una amiga que regresaba porque no se encontraba bien y, de vuelta a casa, fue visto por su prima y vecina. Algunas preguntas quedaron sin respuesta. ¿Qué le habían dado para que se encontrase mal?¿Por qué no subió las escaleras? ¿A quién se encontró? Son incógnitas que siguen atronando en la cabeza de los padres.

Andreus Valls considera que no se investigó lo suficiente a un sospechoso