En pocos minutos las placas de las naves industriales volaron.

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JAVIER JIMÉNEZ Día: 9 de octubre de 2007. Hora: 17.30. El cielo oscureció de repente y por la bahía de Palma entró un temporal que los palmesanos difícilmente olvidarán. Medio año después, la mayoría de lugares y empresas afectadas presentan un aspecto de normalidad total, pero hay otros parajes donde algunos detalles recuerdan la furia del viento. Como en la calle Coronel Beorlegui, donde unas vigas ahora retorcidas aguantaban en octubre pasado un panel de publicidad.

El gran temporal puso a prueba a los servicios de emergencia, y los desbordó. De hecho, evidenció gravísimas deficiencias de la Conselleria d'Interior y del servicio meteorológico. Nadie avisó a los ciudadanos de lo que se avecinaba, y no fue un vendaval cualquiera. Fueron vientos huracanados que se llevaron por delante coches, naves industriales, árboles y la caseta donde se había refugiado un vigilante, en Son Espases. El trabajador sufrió lesiones críticas y murió poco después.

El mutismo de los servicios de emergencia contrastó con el de algunos internautas, que ya a las cinco de la tarde avisaban de que el tiempo había enloquecido: «La que se van a comer en Mallorca», escribió en un chat meteorológico un usuario, al estudiar el mapa meteosat, en el que una gran nube se acercaba a la Isla. Y a las cinco y media se hizo de noche. De repente. La tormenta entró por la bahía y fueron miles de personas las que presenciaron atónitos aquel espectáculo tan cautivador como peligroso. En el Passeig Mallorca cayeron palmeras, como en un efecto dominó, y pesados contenedores de basura salieron despedidos. En Son Moix los 'caps de fibló' cogieron por sorpresa a los usuarios del polideportivo y el techo de la piscina voló. Había muchos niños en el interior, pero afortunadamente ninguno resultó herido.

El temporal, en forma de zigzag, se dirigió entonces a Can Valero. Arrasó algunas calles y los coches quedaron cruzados en la calle, junto a estructuras metálicas arrancadas de cuajo. Un escenario post apocalíptico. La capital balear sufrió los efectos más devastadores, pero el huracán atravesó la Isla, hasta morir en Alcúdia.