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En plena ebullición de su colapso para llevar a cabo las casi 12.000 ejecuciones de sentencias penales en Palma que tiene pendientes, el Juzgado Penal 8 acredita también la imposibilidad de control físico en sus dependencias del edificio judicial de Vía Alemania.

El miércoles 23 de abril fue robado de su ubicación en la oficina de reparto un aparato de radio de grandes proporciones, que difícilmente puede pasar inadvertido. Poco antes los funcionarios de esa dependencia encontraron en su interior a un individuo quien, al ser preguntado por la razón de su estancia allí dijo que «porque le salía de los cojones», y que si querían denunciar el hecho a la seguridad del edificio o al retén de la Policía Nacional le salía más barato «dar dos hostias» al que preguntaba, porque «ya tenía tantas cosas allí dentro que una más le daría la risa». De hecho, advirtió que contestaría a una posible denuncia judicial por su estancia irregular «con una querella por acoso» contra los denunciantes, cuestión que -según puntualizó- «siempre se acabará volviendo de mi parte en estos tiempos que vivimos».

Y precisamente durante esta semana se incorporarán a ese juzgado los cinco nuevos empleados que ha contratado el Ministerio de Justicia para intentar paliar su situación de práctico colapso, la más preocupante de todas las oficinas judiciales baleares según el TSJB.