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JULIO BASTIDA A primera hora de ayer, técnicos del Ajuntament de Palma, Consell de Mallorca, especialistas en residuos hídricos y Bombers trabajaban incansablemente para intentar recuperar la normalidad en el hostal Pinar de la calle Camilo José Cela de Palma. El establecimiento se vio seriamente afectado en la madrugada del pasado lunes por los efectos de la lluvia, que provocó el derrumbe de un muro y del desbordamiento de un torrente, causando importantes pérdidas materiales al hostal y el pánico entre los turistas que se encontraban en el interior en esos instantes.

Una dotación de los Bombers se introdujo en el interior del alcantarillado y accedió hasta el torrente. Una vez allí dentro observaron la situación y realizaron el correspondiente informe del que se desprende que las causas que provocaron el desbordamiento del torrente fueron debidas a la obstrucción del cauce del agua en una de las fases próximas al hostal. Los servicios de emergencia también apuntan que el atasco se debió a una gran acumulación de rocas, tierra y alquitrán.

El hostal Pinar es un local familiar regentado desde hace más de 23 años por Isabel Rodena y Manuel Sánchez. Junto a ellos, su hijo y nuera nos atendieron amablemente y nos mostraron su impotencia ante los acontecimientos que han tenido que vivir en los últimos días.

«El lunes vivimos un episodio muy duro. A las seis y media de la mañana, el muro del torrente que está junto a la piscina de nuestro hostal se vino abajo y se vivieron escenas de pánico. Los clientes de las nueve habitaciones de la planta baja tuvieron que levantarse corriendo y alarmados ponerse a cubierto. Un cliente en ropa interior y, con el agua al cuello, tocó puerta por puerta a las habitaciones sacando a los turistas de las misma. Mejor olvidarlo, fue terrible», afirma Soledad Salvà, nuera de los propietarios.

Los clientes han sido realojados en diferentes habitaciones y los daños materiales son cuantiosos.