Las monjas que resultaron intoxicadas leves se encontraron ayer con el obispo Murgui en la Policlínica Miramar, donde está ingresada sor Antonia. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

TW
0

JAVIER JIMÉNEZ-GUILLEM PICÓ

Sor Antonia Nicolau, la monja que sufrió una intoxicación grave en el incendio del convento de Bunyola, continúa hospitalizada en la UCI de la Policlínica Miramar, entubada y dormida. Las otras cinco religiosas que inhalaron humo y sufrieron problemas respiratorios leves han sido trasladadas a Palma, donde se recuperan del susto.

A primera hora de la mañana una cuadrilla de operarios comenzó las tareas de limpieza en el interior del convento de Bunyola, que ha sufrido cuantiosos daños materiales. Los trabajadores sacaron sillas, mesas, camas, ropa, maletas y otros enseres, que cargaron en un camión de basura. El pueblo, por la mañana, seguía impactado por el incendio en el recinto religioso: «Aquí no se habla de otra cosa, fueron momentos muy difíciles porque las llamas salían por las ventanas y pensamos que alguna de las monjas iba a morir asfixiada», contó ayer Miquel, uno de los vecinos.

Los bomberos y la Guardia Civil no han cerrado todavía la investigación sobre las causas del siniestro, pero todo indica que el fuego se inició en una de las habitaciones de las franciscanas, en una estufa eléctrica que estaba conectada. De allí pasó a unas cortinas y luego se extendió por toda la dependencia, dejando atrapadas a varias religiosas. Una de ella, sor Antonia Nicolau, inhaló una gran cantidad de humo tóxico y resultó intoxicada grave.

Las cinco compañeras de la víctima seguían ayer conmocionadas por lo ocurrido. Sor Francisca Cifre, que pasó muchos años con sor Antonia en el convento de Valldemossa, declaró que «se le cayó el alma al suelo cuando vi que estaba atrapada y pedía ayuda desde una de las ventanas».

Otra de las afectadas, sor María Luisa Font, explicó que los daños en el convento de Bunyola son importantes y las obras se prolongarán por un tiempo. Las cinco religiosas se encuentran en el recinto que las franciscanas tienen en la calle Isidoro Antillón, en Palma, y ninguna de ellas ha dejado de pensar «ni un minuto» en los momentos de angustia y pánico que vivieron el domingo.

Ayer por la tarde el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, se personó en la Policlínica Miramar para visitar a la monja hospitalizada e interesarse por su estado. Los médicos explicaron que ha experimentado una ligera mejoría, aunque preocupa su avanzada edad.

La visita fue rápida y en el hall de la tercera planta de la clínica fue recibido por las cinco monjas compañeras de sor Antonia, que se emocionaron al recordar los duros momentos vividos en Bunyola. Murgui les entregó un rosario como presente para la religiosa que está en la UCI. Por otra parte, el director médico y jefe de UCI de la Policlínica, Fernando Barturen, declaró que la franciscana está estable y evoluciona de forma favorable. «En 24 o 48 horas será dada de alta en la UCI y pasará a planta. Luego estará unos días más recuperándose», concluyó.

Murgui, durante su visita a la monja ingresada, declaró a los medios de comunicación que «gracias a Dios la he visto bastante bien. Mañana (por hoy) o pasado mañana la pasarán a planta». El obispo explicó que sor Antonia «vivió una experiencia muy fuerte y tiene un susto tremendo. yo he venido para interesarme por su estado y mostrar mi solidaridad». Murgui también agradeció la ayuda de los vecinos que socorrieron a las monjas.