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JULIO BASTIDA Se llamaba Esteban Osberto Romero Cowan, tenía 22 años de edad, y toda una vida por delante. El joven falleció el día 20 de junio del pasado año en un trágico accidente de coche, en la carretera que une Alcúdia y el Port de Pollença. Tenía toda una vida por delante, sueños e ilusiones por cumplir.

Esteban es una de las muchas víctimas de la epidemia silenciosa de la lacra de los accidentes de tráfico.
Otra vida joven truncada al volante. Según los familiares más directos, Esteban acompañaba a su novia hasta su domicilio, cuando se quedó dormido, su vehículo se salió de la calzada y horas más tarde falleció en el hospital de Son Dureta.

«Era muy reservado, con una simple sonrisa te demostraba todo lo que quería», comenta su hermana Raquel, que apenas puede contener las lágrimas mientras relata, un año más tarde, las causas que acabaron con la vida de su hermano.

«Mi padre tiene 54 años y desde que sucedió el siniestro, cada miércoles y domingo lleva un ramo de flores hasta el punto exacto donde mi hermano murió. También lleva flores a todos los puntos de la carretera Alcúdia-Port de Pollença donde otros chicos perdieron la vida», añade Raquel.

La imagen de ramos de flores en las carreteras se repite en numerosos puntos de las carreteras de Mallorca en recuerdo de aquéllos que han perdido la vida en accidentes de tráfico y para cuyas familias y allegados las cosas nunca volverán a ser como antes.

Rafa, con 27 años, es el mayor de los tres hermanos. Le seguía el trágicamente desaparecido Esteban con 22 años, y finalmente Raquel, con 18 años, que día a día tiene que luchar para conseguir salir adelante del duro trago que fue la perdida de su querido hermano. «Mi madre desde que Esteban no está con nosotros no ha vuelto a ser la misma. Ya nada es igual. Desde el pasado día 20 de junio, nunca más volvió a pasar por el lugar donde se produjo el accidente y la sonrisa se le borró para siempre», finaliza Raquel.

Esteban marcó un antes y un después en la vida de todos sus familiares y amigos. Futbolista, deportista, simpático y su gran capacidad de sacrificio con los demás eran las notas más significativas.

Al poco de morir, las autoridades, el equipo donde jugaba y amigos, le rindieron un homenaje en el campo de fútbol.
Ahora, un año más tarde todos sus amigos, que no le olvidan, tienen preparado diversos actos para recordar la figura de Esteban.
Su hermana Raquel lanzó un globo con un corazón al aire con la finalidad de que allí donde esté su hermano pueda ver y sentir que su familia y amigos no le olvidarán nunca. «Se ha marchado su cuerpo, pero su alma siempre, siempre, siempre estará en nuestros corazones».

A pesar de las campañas y esfuerzos las causas de los accidentes siguen siendo las de siempre: el exceso de velocidad, hacer caso omiso a las señales de preferencia, la distracción o somnolencia de los conductores y la conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas, situación que ha aumentado en los últimos años considerablemente en nuestra Isla.

Tal vez la partida de Esteban al igual que la de otros muchos jóvenes fue muy pronta, le quedaba mucho camino por recorrer, y muchos instantes que compartir.