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JULIO BASTIDA «Todo fue muy rápido. Yo estaba cuadrando la caja cuando me percaté que había un hombre de unos treinta años que entraba y salía del establecimiento, pero no le di mucha importancia. En un momento de descuido, mi compañera empezó a gritar y cuando me giré pude ver al hombre, pistola en mano, que nos había quitado un sobre de dinero y nos estaba amenazando. En ese momento no sé cómo lo hicimos, pero mi compañera y yo nos tiramos a por él y lo sujetamos. El delincuente se puso nervioso y se le cayó la pistola al suelo y descubrimos que era de juguete, porque se le rompió». Así nos relata las peripecias de la detención de un atracador, Dolores, una de las empleadas del Salón Recreativo que se encuentra ubicado en la calle Gabriel Alomar i Villalonga, esquina con Ricardo General Ortega, y que el pasado viernes a las cinco de la tarde fue escenario del intento de atraco.

«Nosotras no podíamos dejar de gritar. En ese momento Ramón, el dueño del establecimiento, que estaba en el sótano del local subió alertado de nuestros gritos y al ver la situación cogió un cenicero de cristal de gran tamaño y se lo partió en la cabeza al delincuente», añade Dolores.

Acto seguido, con el atracador en el suelo y retenido por los responsables del local de juego, procedieron a llamar a la policía, que en cuestión de minutos se presentó en el local y procedió a la detención del atracador. Los responsables del establecimiento se quejan de la inseguridad ciudadana y añaden: «No es la primera vez que nos roban, ya nos estamos acostumbrando», finaliza Dolores.