Los grupos de ladrones suelen actuar de forma organizada.

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A. I.

Balneario 1 de Platja de Palma. 05:00 horas de la madrugada. Una pareja se prodiga en besos, abrazos y algo más sobre una hamaca en la orilla de la playa, ignorando todo lo que sucede a su alrededor. Inconfundiblemente son turistas.

Casi de la nada comienzan a avizorarse unas figuras que se recortan en el resplandor de la noche que se está despidiendo. Prácticamente rodean a la pareja sin que estos se den cuenta de lo que pasa y, en cuestión de segundos, un bolso que estaba sobre la arena desaparece, como también se esfuman las siete personas que se podían apreciar en torno a los enamorados, que siguen a lo suyo, sin darse cuenta de que han sido una de las tantas víctimas de robo que noche tras noche, casi como un calco, se dan en la zona.

Son ellos, los rateros, están ahí, intentan pasar desapercibidos, pero son visibles a cualquier persona que ponga atención. Esperan en las sombras, agazapados, aguardando a que su presa se descuide para poder dar el golpe y anticiparse a sus otros colegas que también bregan por lo mismo: Hacer el agosto a costa de los turistas.

Las parejas que bajan hasta la playa, aquellos que intentan bañarse en s'Arenal antes de retirarse a dormir o los que se quedan dormidos tras un atracón de alcohol, son las principales víctimas.

No hay edades que definan un perfil de estos descuideros, que suelen actuar en grupos organizados. Tras varios días de seguimiento, se aprecia que van desde menores hasta hombres de avanzada edad que, disimuladamente, pasean sus perros o revisan los botes de los contenedores para poder acercarse a sus potenciales víctimas. Inclusive pueden verse chicas que acompañan a los grupos más organizados y que son las que se acercan hasta las ropas o bolsos que los turistas depositan en la orilla antes de meterse al agua. Lógicamente que estas ladronas son las que menos sospechas levantan.

Las situaciones se reiteran en cada balneario, extendiéndose aproximadamente hasta el número 10, haciéndose la presencia de los ladrones más fuerte en las zonas de discotecas.

Los ladrones utilizan diversas estrategias. Algunos simulan estar dormidos sobre hamacas muy cercanas a las parejas. Otros intentan pasar desapercibidos emulando estar practicando algún deporte o simplemente entrenándose entre las tumbonas dispuestas en la arena. Pero también están los que con total descaro se acercan directamente hasta las víctimas y cogen sus pertenencias. Los descuideros suelen actuar en grupos organizados no sólo para robar, sino también para esquivar la presencia policial avisándose unos a otros. Cuando se percatan de que hay policías recorriendo la zona se separan y una vez que ha pasado el 'peligro', vuelven a sus andadas.

Después, cuando el sol comienza a hacer su aparición, la figuras de las penumbras se hacen más visibles y reconocibles. Entonces llega el momento de retirarse hasta la madrugada siguiente en busca de nuevas víctimas.