Las familias de los dos pilotos pidieron que se respetara su intimidad en los oficios religiosos. Foto: TERESA AYUGA

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ALICIA MATEOS-GUILLEM PICÓ Cientos de personas dieron ayer el último adiós a Francisco Javier Mulet y Antonio García Luna, los dos mallorquines que pilotaban el avión de Spanair accidentado el pasado miércoles en el aeropuerto de Barajas.

Entre las 09.00 y las 12.30 horas tuvo lugar, en el tanatorio de Son Valentí, el velatorio de Francisco Javier Mulet, de 32 años, hijo de los dueños de 'La Pajarita', comercio ubicado en el centro de Palma. Decenas de personas quisieron compartir con su familia estos difíciles momentos, entre las que se encontraban la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, y el conseller de Presidència, Albert Moragues, en representación del Govern balear. «He venido a expresar a la familia el pésame del Govern; nos ponemos a su disposición por si necesitan algo», señaló Moragues.

El ex president del Parlament, Maximiliano Morales; la ex alcaldesa de Palma Catalina Cirer; Oliver Maneu, de Galerías Maneu; y el canónigo de la catedral, Gabriel Seguí, entre otros, también quisieron mostrar su apoyo a los familiares de Javier Mulet. «Era muy alegre y muy buen chico. Su ilusión era volar y decía que era un medio de transporte muy seguro», comentó Seguí, que también fue párroco de la iglesia de Sant Nicolau durante catorce años.

Precisamente por su vinculación con esta zona de Ciutat, el citado canónigo de la Catedral fue uno de los encargados de cooficiar el funeral por el alma de Francisco Javier Mulet, que se celebró ayer, a las 20:00 horas, en la parroquia de Sant Nicolau. Junto a él estuvieron el canónigo y familiar del joven Sebastián Planas y los sacerdotes Amador Bauzá y Jaime Solivelles. El oficio religioso, aunque multitudinario, tuvo un carácter íntimo y se recordó la vitalidad y la juventud que caracterizaban a Javier. El coro de Son Ferrer, de El Toro, intervino en una ceremonia que siempre se recordará por el dolor y la tristeza que asolaba a los presentes.

Todos querían despedirse de Javier y poco después de las 19.00 horas comenzaron a llegar amigos y familiares a la iglesia de Sant Nicolau, ubicada en la misma calle del negocio familiar 'La Pajarita', ayer cerrado por defunción como indicaban los carteles de la puerta. Allí se dieron cita compañeros de instituto, de trabajo, amigos y familiares. «Era un buen chico, muy alegre y al que le encantaba volar», señalaban todos los que lo conocían.

Las autoridades políticas y empresariales también quisieron estar presentes. Así, en representación del Govern acudió el conseller de Mobilitat, Biel Vicens, mientras que por parte de los empresarios lo hizo el presidente de PIMEM, Juan Cabrera.

Francisco Javier Mulet, de sólo 32 años, perdió la vida haciendo lo que más le gustaba: volar.
La Porciúncula
En la Porciúncula, a partir de las 20.00 horas, se ofició el funeral por la muerte del comandante Antonio García Luna. El funeral fue multitudinario y decenas de personas se tuvieron que quedar fuera de la iglesia ya que no cabían en el interior. La consellera de Treball, Margarita Nájera, acudió en representación del Govern balear y también se personaron en la Porciúncula responsables de la compañía Spanair.

Un representante de la familia del fallecido pidió a los fotógrafos de los medios de comunicación y a los cámaras de televisión presentes que no tomasen imágenes del interior del templo por deseo de la familia.

Luna, como era conocido entre muchos de sus compañeros, nació hace 38 años en Madrid, pero era mallorquín de adopción. Llegó a la Isla hace años y fue piloto del Servicio Aéreo de Rescate (SAR) hasta el año 1999. Se casó con una psicóloga mallorquina con quien tenía tres hijas, de 5, 7 y 10 años.

Entre los presentes en su funeral se encontraban numerosos compañeros, tanto del SAR como de Spanair y otras compañías. Uno de los compañeros le recordó, casi con lágrimas en los ojos, «como un gran tipo y una persona que era muy amiga de sus amigos».