Una mujer camina por una de las calles completamente inundadas de Nueva Oreleans.

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EFE-MIAMI

El huracán Gustav, que impactó ayer en Luisiana, sur de Estados Unidos, se debilitó ligeramente al aminorar sus vientos de 175 a 170 kilómetros por hora, pero se mantenía como un ciclón de categoría dos en la escala de intensidad Saffir-Simpson, de un máximo de cinco.

El ojo de huracán tocó tierra en la localidad costera de Cocodrie y la ciudad de Nueva Orleans se vio afectada por vientos huracanados de más de 120 kilómetros por hora. Cocodrie tiene apenas 300 habitantes y su principal actividad se centra en la pesca y el turismo.

Muy cerca se encuentra una de las muchas refinerías de gas natural situadas en la costa desde Texas a Alabama.

Pronóstico

El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH) pronosticó ayer que Gustav se irá degradando rápidamente conforme se adentre en tierra en dirección al oeste y que se situará sobre el este de Texas en la madrugada de hoy, martes.

El ojo del huracán se aproximaba a las 17.00 GMT de ayer a Morgan City, informó el CNH en un boletín especial.

Se desplazaba a 24 kilómetros por hora hacia el noroeste y en esta trayectoria el ojo se movería a lo largo del sur de la costa de Luisiana en dirección al oeste del estado.

Estaba vigente un aviso de huracán (paso del sistema en 24 horas) desde el este de Texas hasta la frontera entre Alabama y Mississippi, incluyendo Nueva Orleans y Lake Pontchartrain.

La fuerza del viento puede provocar olas de cinco metros, y el CNH advirtió también de la posibilidad de que se produzcan tornados en todo el área del Golfo de México.

Bush

Al respecto, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, advirtió de que el peligro del huracán Gustav, no había pasado, y pidió a los residentes de la costa del golfo de México tomárselo en serio.

«Esta tormenta todavía tiene que pasar. Es un suceso grave», afirmó Bush en un centro operativo de emergencias en Austin (Texas), adonde viajó ayer por la mañana para supervisar las labores de evacuación y estar cerca del área afectada por el Gustav.

El presidente, que suspendió su viaje a Mineapolis-Saint Paul (Minesota), donde iba a asistir a la Convención Republicana, estaba acompañado por el director de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias, David Paulison, y el gobernador de Texas, Rick Perry.

En breves declaraciones en el centro operativo de emergencias, Bush elogió los esfuerzos de las autoridades federales, estatales y locales para evacuar a los ciudadanos. «La coordinación en este caso es mucho mejor que durante el Katrina», afirmó Bush.

En este análisis coincidió el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, quien pidió a los ciudadanos no salir todavía de sus casas, porque «aún no se ha terminado esto».

Al igual que ocurrió hace tres años con el impacto de Katrina, la gran preocupación de las autoridades es si aguantarán los diques que protegen Nueva Orleans de las crecidas del río Misisipi y de las marejadas. Desde Katrina, los diques han sido reforzados y el Cuerpo de Ingenieros de EE UU vigila el comportamiento de los diques y confía en que no se produzcan inundaciones, dado que buena parte de Nueva Orleans se encuentra por debajo del nivel del mar. Según las autoridades, los diques son hoy más resistentes que hace tres años, pero todo el plan de fortalecimiento de los mismos no estará completado hasta 2011.