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JULIO BASTIDA Horas más tarde del espectacular incendio que se produjo el pasado jueves por la noche en la playa de Magaluf, la embarcación calcinada se ha convertido en toda una atracción turística.

El fuego se inició sobre las nueve de la noche del jueves y fueron necesarias más de doce horas para sofocar el efecto devastador del fuego.
Durante las labores de extinción, participaron un total de diez bomberos y un sargento de los parques de Santa Ponça y Llucmajor. Al principio, se pensó en alejar la embarcación de 18 metros de eslora y bandera británica, de la orilla por miedo a que se produjera una enorme explosión. Durante las labores de extinción se lanzaron más de 200 litros de espuma y los agentes de la autoridad acordonaron toda la zona.

Ayer, a primera hora de la mañana, varios socorristas y biólogos especializados, comprobaron 'in situ' que la embarcación no había provocado el vertido de sustancias perjudiciales para la fauna marina ni las personas que utilizan la playa.

La Policía Judicial de la Guardia Civil y Costas, trabajan conjuntamente para dirimir las extrañas circunstancias en las que se produjo el accidente.
Los tripulantes, tres varones de nacionalidad británica, una vez en tierra fueron sometidos a las pertinentes pruebas de alcoholemia. Varios testigos presenciales, declararon que notaron que los tripulantes iban ebrios.