Un hombre de 75 años de edad apareció muerto ayer en el torrente de Canyamel, en Capdepera. La Guardia Civil ha abierto una investigación para aclarar las causas de la muerte y hoy está previsto que se le practique la autopsia. El hallazgo de ayer se produjo 24 horas después de que otro cuerpo fuera hallado sin vida en el mar, a tres kilómetros de sa Foradada.
A las siete y cincuenta minutos de la mañana, aproximadamente, el cocinero del hotel Castell Royal pasó por el puente sobre el torrente y reparó en un cuerpo en el agua.
El hombre dio la voz de alarma y rápidamente se desplazó hasta el lugar la Policía Local de Capdepera, un médico, la Guardia Civil y los bomberos de Mallorca, que fueron quienes sacaron el cuerpo del agua.
La zona quedó precintada para que nadie pudiera acercarse y destruir pruebas, y en una inspección preliminar del cadáver no se apreciaron señales de violencia. La Benemérita se hizo cargo de la investigación y buscó indicios de lo ocurrido. La víctima llevaba encima documentación personal, que permitió determinar su identidad. Se trataba de Mateu Morell Lliteras, conocido con el apodo de «Siurell», y vecino de Artà. El hombre, nacido en 1933, pasaba temporadas en Canyamel, según explicaron algunos vecinos de la zona, que añadieron que solía levantarse muy temprano y paseaba por las inmediaciones.
Las primeras hipótesis apuntan a que el fallecido pudo sentirse indispuesto y cayó al agua, aunque no se ha determinado si lo hizo desde lo alto del puente, de unos cuatro metros de altura, o desde uno de los laterales. El cuerpo sin vida del septuagenario fue trasladado hasta el instituto anatómico forense, donde en las próximas horas se concretará si sufrió un infarto o si cayó de forma accidental.
La Policía Judicial de la Guardia Civil ya está investigando otro caso de un fallecido en el agua, aunque los dos asuntos no tienen ninguna relación entre sí. El cadáver de las aguas de Sóller estaba en avanzado estado de descomposición y los investigadores creen que llevaba bastante tiempo en el mar. Ayer se determinó que se trataba de un varón y que la fecha de la muerte se fijó en varios meses. Las muestras de toxicología se remitirán a Madrid para tratar de aclarar cómo murió. Tampoco está claro que falleciera en Mallorca, ya que las corrientes lo pudieron arrastrar hasta la costa de Tramuntana desde casi cualquier punto del Mediterráneo.
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