El BMW huido en Palma se estrelló en la calle Lluís Martí y sus dos ocupantes fueron reducidos. Foto: VASIL VASILEV

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JAVIER JIMÉNEZ

Qué noche la de anoche. Con sólo dos horas de diferencia las patrullas nocturnas de la Policía Local de Palma se movilizaron para dar caza a dos conductores bebidos que se habían dado a la fuga en sendos vehículos poniendo en peligro su integridad y la de otros conductores.

A la una menos veinte de la madrugada una dotación del 092 fue alertada de un accidente en la calle Francesc Pi i Maragall. Cuando los agentes llegaron no encontraron nada sospechoso, pero un testigo les señaló un BMW que se había ocultado en un aparcamiento de minusválidos y que minutos antes había estado a punto de estrellarse contra un kiosko abierto las 24 horas. El encargado del local y unos amigos tuvieron que correr para no ser arrollados por el deportivo, que se subió a la acera a gran velocidad. De improviso, el turismo arrancó con estrépito y enfiló esa calle en dirección prohibida. Los agentes de la Unidad Nocturna activaron las señales acústicas y luminosas e iniciaron la persecución de los sospechosos. Al volante iba una mujer y a su lado un hombre.

El BMW se dirigió de forma temeraria a la calle Lluís Martí y finalmente colisionó contra un todoterreno aparcado. La conductora lo intentó arrancar de nuevo, sin éxito. Tanto ella como su acompañante se resistieron a ser sacados del interior del coche, hasta que fueron reducidos. Ella dio una tasa de alcoholemia cuatro veces superior a la permitida. En el turismo también se encontraron al parecer restos de droga.

La segunda persecución se produjo a las 2.50 horas, cuando la policía fue informada de un caso de violencia doméstica en Son Banya. Al poco tiempo el sospechoso fue detectado en la Avenida Argentina, donde se saltó cuatro semáforos e hizo caso omiso de las señales de los agentes para que se detuviera. El Peugeot 106 de color rojo se dirigió a la vía de cintura y a la altura de Son Rapinya volvió a ser interceptado, aunque consiguió eludir de nuevo los controles. Siguió su huida temeraria en dirección a la autopista de Andratx y a la altura del túnel de Génova tuvo que detenerse porque estaba completamente rodeado. Motorista y patrullas lo escoltaban por delante y por detrás, y no tuvo más remedio que pararse en el arcén. El conductor era un español de origen ecuatoriano, que iba bebido y que supuestamente huía porque había golpeado a una mujer en el poblado gitano.