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JAVIER JIMÉNEZ Un barco sin puerto. El Adricristuy, la gabarra que quedó vara en La Romana tras el temporal y que el viernes fue rescatada por tres remolcadores, no pudo entrar finalmente en el Dique del Oeste, ya que existía peligro de hundimiento. De momento, la draga permanece en aguas de Cala Fornells, en Calvià, y su tripulación teme que su odisea se convierta en la historia interminable.

El rescate de la nave costó más de 200.000 euros y el viernes el servicio de emergencias del Govern Balear envió un mensaje a los periodistas informando de que la embarcación se dirigía al puerto de Palma. Sin embargo, este periódico averiguó ayer que las autoridades prohibieron el acceso del Adricristuy porque no se podía garantizar de que no iba a naufragar en el Dique del Oeste. Si se daba esa posibilidad, las consecuencias comerciales habrían sido muy graves, ya que el casco habría entorpecido la entrada y salida de otros buques.

Así pues, se optó por fijar una fianza de medio millón de euros (más de 70 millones de las antiguas pesetas) si el propietario de la gabarra quería entrar en el Port. El armador no pudo hacer frente a esa cantidad y la draga fue alejada de la bahía palmesana. Ayer por la mañana permanecía fondeada en Cala Fornells, en Calvià, a la espera de que se adopte una decisión definitiva sobre su ubicación final. Los daños estructurales que sufrió tras estrellarse contra las rocas son más graves de lo que parecían en un principio y las fuentes consultadas indicaron que en caso de un nuevo temporal el Adricristuy podría irse a pique.

La embarcación trabajaba en la ampliación de puerto Adriano, como nave draga, y se estrelló contra la costa por el fuerte oleaje. Uno de los tripulantes sufrió lesiones y fue trasladado hasta Son Dureta, donde luego recibió el alta médica. Los equipos de emergencia se volcaron en que el vertido del buque no afectara a La Romana, en Peguera, aunque la posición en que quedó varada la gabarra, formado una piscina artificial, ayudó a que la situación se controlara con relativa facilidad. Con todo, la odisea del Adricristuy no ha acabado.