Documentación y material intervenido por los agentes a los detenidos, entre los que figuran los principales responsables de la organización. g Foto: CNP

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Entre 12.000 y 15.000 euros. Éste es el precio que han pagado cientos de ciudadanos nigerianos para casarse con mujeres españolas o comunitarias y obtener así el permiso de residencia. La policía ha desarticulado a uno de los grupos más activos que organizaba matrimonios de conveniencia en numerosas provincias españolas, principalmente en Alicante, Mallorca, León, Murcia, Canarias, Orense, Lugo, Àvila, Barcelona y Madrid.

La investigación se inició el pasado mes de junio en Palma y ha culminado con la detención de los principales responsables de la organización, que residían en Alicante, y numerosas personas relacionadas con la trama en el resto del Estado. Los agentes han realizado numerosas gestiones y tienen constancia de que se podrían haber organizado unos 600 matrimonios fraudulentos durante estos últimos seis meses en toda España. De ellos, 150 se habrían celebrado en Mallorca, la mayoría en Palma, tanto por la iglesia como por lo civil. En total, 68 personas han sido detenidas en la operación, treinta de ellas en la Isla.

Operación
La investigación se inició el pasado mes de junio por parte de la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsificación (UCRIF) del Cuerpo Nacional de Policía de Palma (CNP). El inspector jefe de esta unidad Chema Manso ofreció ayer una rueda de prensa para informar sobre el desarrollo de la operación, que continúa abierta.

Manso explicó que en junio detectaron un considerable aumento de presentaciones de solicitudes de residencia de ciudadanos nigerianos, los cuales se acogían al régimen comunitario alegando que estaban casados con españolas o comunitarias. Se daba la circunstancia de que todas estas personas habían celebrado sus matrimonios en la iglesia palmesana de Sant Francesc y presentaron un certificado falso del cursillo prematrimonial, que se habría realizado en una iglesia de Alcalá de Henares, en Madrid. Más tarde se detectaron numerosos matrimonios más que respondían a este perfil, tanto por lo civil como en otras iglesias de Mallorca.

Tras una serie de pesquisas se localizó y detuvo en Alicante a una persona que se encargaba de organizar estos matrimonios de conveniencia. Posteriormente se efectuaron en esta ciudad más arrestos de personas de nacionalidad nigeriana y española, relacionadas con la falsificación de documentos y la celebración de los enlaces.

A medida que avanzó la investigación se detectaron más matrimonios fraudulentos en otras ciudades españolas, relacionados con esta trama y se fueron practicando detenciones. Para ello se contó con la colaboración de agentes de la UCRIF y de Extranjería del CNP de estas otras ciudades.

Chema Manso destacó que todos los matrimonios presentaban el mismo tipo de falsedad en los documentos que aportaban, principalmente los de los cursillos prematrimoniales de la Iglesia de Alcalá de Henares y de las partidas de bautismo firmadas por un mismo cura de Nigeria.

Primero se tuvo constancia de que el sello de la Iglesia de Alcalá de Henares había sido robado y después se supo, a través de la archidiócesis de la ciudad nigeriana de Benin City que la persona que firmaba las partidas de bautismo no existía.

Una vez que se había captado, tanto en Nigeria como en España, a ciudadanos en situación irregular que estaban dispuestos a pagar para casarse, sólo era necesario contar con mujeres que quisieran contraer matrimonio a cambio de dinero. La organización buscaba parroquias que exigían menores requisitos y las de localidades pequeñas donde el control era menor, y cobraba entre 12.000 y 15.000 euros a los ciudadanos nigerianos. La mayor parte del dinero, unos 10.000 ó 12.000 euros eran para los organizadores, que se encargaban de pagar los gastos de las ceremonias, de las ropas utilizadas, y de lograr toda la documentación necesaria. Las mujeres que aceptaban el trato cobraban 3.000 euros por boda. En su mayor parte eran españolas, aunque también han participado en la trama mujeres alemanas, holandesas y belgas. Si podían, los organizadores escogían a una mujer de color en lugar de raza blanca para disimular mejor el fraude.

Manso manifestó que la mayoría de casos son matrimonios de hombres nigerianos con mujeres españolas o comunitarias, aunque «hay casos de todo tipo». También destacó que se han dado situaciones de lo más variado, ya que incluso ni los hombres o mujeres que se casaban acudían en persona a la boda, sino que enviaban a otras personas a la ceremonia para sustituirles a cambio de 300 euros. Hay casos en que una misma persona se ha casado tres o cuatro veces con los documentos de otros.