El 'falso agente' intentó corromper al director del instituto palmesano Antoni Maura, quien rechazó la oferta tajantemente.

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AGUSTÍN AGUILÓ

Un joven se conformó ayer en Palma al pago de una multa, por fingir ser un guardia civil e intentar comprar un título de Bachillerato en un instituto de Palma.

El procesado, que ya fue condenado a tres años de prisión por también hacerse pasar por guardia civil llegando incluso a efectuar una operación antidroga, reconoció ayer en el Juzgado de lo Penal número 3 de Palma que intentó corromper al director de un instituto de Palma para comprar su título de Bachillerato.

Los hechos por los que ahora ha sido condenado son los acontecidos el mes de enero del año 2006, cuando el joven, con trastorno de doble personalidad diagnosticado por un profesional, acudió al instituto Antonio Maura de Palma en condición de 'agente de la Guardia Civil'.

Según el escrito inicial del fiscal, al entrar en el centro, el acusado se dirigió a un empleado de mantenimiento y presentando una placa y carnet falsos de la Guardia Civil, le dijo que quería hablar con el director para un asunto personal.

Ya en el despacho del responsable del centro, que por entonces también era funcionario de la Conselleria de Cultura i Educació del Govern balear, el acusado le dijo que era un agente policial y que precisaba el título de bachiller para promocionarse dentro del cuerpo.

Posteriormente, el 'falso' agente se sacó del bolsillo dos fajos de billetes que contenían un total de 4.000 euros y se los ofreció al director del centro a cambio de que le aprobaran el bachillerato.

El director rechazó tajantemente la oferta.

En los días siguientes, el joven continuó rondando el instituto identificándose como guardia civil, llegando a ser incluso detenido, por aparecer un día uniformado y exhibiendo una porra defensiva y diversas insignias.

Por la comisión de tales hechos, el Ministerio Fiscal le acusaba de los delitos de cohecho y falsificación en documento oficial, por lo que en un principio, la acusación solicitaba dos años de prisión para el joven.

Finalmente, tras un acuerdo suscrito por su abogado defensor y el ministerio público, se le condenó al pago de una multa.

El mismo joven ya había sido condenado a tres años de cárcel por reclutar a otros dos, y disfrazados de guardias civiles irrumpir en una vivienda de Palma donde habitaban unos adolescentes que estaban consumiendo droga, a los que practicaron un detención levantando acta e incautando la droga.

Durante el juicio, el falso agente llegó a autodefinirse como un «agente secreto del orden» y que había actuado «para erradicar el consumo de droga entre los jóvenes».

Durante la vista oral, un profesional de la Psiquiatría también declaró que el joven presentaba un trastorno mental de doble personalidad, que le provocaba creerse ser un «justiciero o un Robin Hood».