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La carretera MA-10, que enlaza Polença y Andratx, registró ayer un nuevo desprendimiento a la altura del kilómetro 89,5, entre Banyalbufar y Estellencs y obligó a desviar la circulación entre estos dos municipios durante buena parte de la mañana.

El desprendimiento se produjo a primera hora de la mañana. Parte de la vía quedó enterrada por el desprendimiento y los operarios de Carreteras se desplazaron al lugar para limpiar la calzada. Para ello tuvieron que utilizar maquinaria pesada para partir y retirar las rocas de grandes dimensiones que cayeron sobre la vía, así como la tierra. A medida que se iba limpiando la calzada se reabría el tráfico y a media tarde se recuperó la normalidad en los dos sentidos de la circulación.

El desprendimiento de ayer es el segundo que se produce en menos de 48 horas en la MA-10, que atraviesa la Serra de Tramuntana. El anterior se registró el día 31 por la tarde en el kilómetro 29, en el tramo entre Lluc y Sóller, a la altura del desvío de sa Calobra. Una gran parte de la ladera de la montaña se vino abajo y arrastró y sepultó unos 90 metros de carretera. Por ello, el trayecto entre Lluc y Sóller queda interrumpido y para ir o salir de sa Calobra hay que ir obligatoriamente por Sóller, hasta que se repare el tramo de vía.

Al respecto, Gonzalo Aguiar, director insular de Carreteras del Consell de Mallorca, afirmó que «no estamos ante un desprendimiento vulgar, sino que estamos ante un desprendimiento muy importante, es con diferencia el más grave de los que hemos tenido, porque ha caído parte de la ladera de la montaña, la ladera sigue inestable y se pueden desprender más rocas y es peligroso». Aguiar indicó que «a partir del lunes empezaremos a estudiarlo técnicamente en profundidad y traeremos a especialistas que analicen la ladera de la montaña para saber cuál es el sistema de actuación seguro». El director insular calculó que los trabajos de reparación «pueden durar dos o tres meses porque es un tema de seguridad de la montaña, no únicamente de la carretera».