La Guardia Civil lleva a cabo la investigación para esclarecer las causas de la muerte. Foto: MICHELS

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JAVIER JIMÉNEZ Un barco pesquero de arrastre atrapó ayer en sus redes el cadáver del náufrago alemán que desapareció a 20 millas de sa Dragonera hace tres semanas, durante un temporal. La víctima, cuyo cuerpo estaba muy deteriorado, presentaba dos extraños orificios en la zona craneal y hoy la autopsia desvelará si su caída al mar fue accidental o hubo algo más.

A las diez y media de la mañana el pesquero «Es Morrás II», con base en el Port d'Andratx, faenaba a quince millas del puerto y sus redes izaron la captura. Entre el pescado, se halló un cuerpo sin vida de un varón. Iba completamente vestido, con anorak de color rojo, pantalones azules, mocasines y presentaba un tatuaje en un brazo. También portaba encima un cuchillo, un mechero y una cartera, con documentos personales. De esta forma se pudo comprobar que se trataba del alemán que llevaba un mes desaparecido en el mar. El hombre, un empresario de hostelería de unos 67 años, salió a navegar con su hijo y dos amigos y se dirigían a Eivissa cuando un golpe de mar, según la versión de los otros tres, los tiró a todos al agua. El más joven de los tripulantes, el hijo del alemán, pudo subir de nuevo a la embarcación y ayudó a sus amigos, pero el sexagenario, que no llevaba chaleco salvavidas, se alejó por el temporal y luego desapareció entre olas de cuatro metros.

Sin embargo, un detalle llamó ayer poderosamente la atención de los investigadores. Cuando una patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil escoltó al pesquero hasta el puerto se comprobó que en el cráneo del fallecido había dos misteriosos orificios. La Policía Judicial también reparó en este detalle y hoy la autopsia desvelará cómo murió el alemán.