Bajo un sol de justicia, un amplio dispositivo policial y los nervios a flor de piel, se celebró ayer las exequias y el posterior entierro de Josefa Moreno Cortés, 'La Parrala'.
El poblado gitano de Son Banya se congregó en masa en el tanatorio de Bon Sosec, en Marratxí, para despedir a 'La Parrala' que falleció el pasado lunes tras recibir un tiro en la cabeza por parte de un grupo de gitanos de la zona de Sant Magí, en Palma.
En principio, el entierro estaba previsto que se celebrase a las dos de la tarde. Finalmente, y por cuestiones de operatividad del traslado desde el Centro Penitenciario de Palma de Manuela Fernández Cortés, 'La Guapi', amiga íntima de la fallecida, se retrasó hasta las tres de la tarde. Minutos antes de que el reloj marcase las 15.00 horas, un amplio dispositivo de agentes de la Guardia Civil, integrado por más de 30 efectivos, tomaba posiciones.
A la entrada del tanatorio se habían concentrado aproximadamente unos 50 familiares y amigos, que esperaban ansiosos la llegada 'La Guapi'.
Acto seguido, el teniente de la Guardia Civil, jefe del operativo, acompañado por un sargento primero y un experimentado agente, mantuvo una breve pero intensa reunión con el patriarca, con su hermano y algunos de los principales responsables del poblado. Las instrucciones de los máximos responsables de la Benemérita en Bon Sosec fueron claras y concisas: «No queremos ningún incidente». Los representantes del poblado tranquilizaron al teniente de la Guardia Civil y le contestaron: «No os preocupéis que aquí nadie os dará ningún problema. Ahora mismo entrarán todos dentro del tanatorio para que estéis más tranquilos». Y así fue. Durante el entierro todo transcurrió con normalidad y no se registró el más mínimo incidente.
Durante el entierro se vivieron escenas de dolor y de rabia. 'La Guapi', nada más salir del vehículo policial, rompió a llorar desconsoladamente. De hecho, según comunicaron algunos familiares directos, tanto ella como su madre 'La Paca' al conocer la noticia del fallecimiento de Josefa tuvieron que ser atendidas en la enfermería de la cárcel aquejadas de sendas crisis de ansiedad.
Por otro lado, el patriarca del poblado, Gabriel Cortés, en declaraciones a los medios de comunicación afirmó: «La policía no dice toda la verdad. Han detenido a unos cuantos, pero aún quedan más. Sabemos que hay una mujer que llevaba una pistola que la estamos buscando. Los vamos a buscar y cuando los encontremos los mataremos a todos», concluyó.
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