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«No hay palabras para describir lo que sucedió. Estábamos en casa tranquilamente cuando, de repente, oímos un estruendo similar al de las Torres Gemelas cuando se cayeron. Acto seguido salimos a la terraza y, durante los primeros cinco minutos no pudimos ver nada debido a la intensa humareda. A partir de ese momento sólo se oían gritos, llantos, y las primeras sirenas de los equipos de emergencia», afirma Joana Maria Maroto, una vecina de uno de los edificios colindantes de la zona cero.

Algunos vecinos dicen que el edificio estaba en mal estado y que tenía grietas enormes. Este hecho se contradice con la versión de los técnicos de Cort, pero aun así, numerosos residentes aseguran que, «incluso vinieron técnicos a verlo». Jordi, otro vecino comentaba: «La verdad es que los primeros momentos fueron muy duros. Hay que decir que por la zona tenemos la suerte de contar con varios policías, tanto locales como nacionales, que de paisano rápidamente establecieron las zonas de seguridad y organizaron los primeros auxilios. También, al tratarse de las doce y media de la noche los equipos de emergencia se desplazaron con mucha rapidez», concluye.

Curro, afirma: «Yo fuí uno de los primeros en salir a la calle y participar en las labores de socorro. Sin dudarlo ni un instante, al oír que de los escombros alguien estaba pidiendo ayuda, me fui hacía la zona y, tras retirar algunos escombros conseguí sacar el cuerpo de uno de los heridos», finaliza.

Purificación Arzaya, vive en la segunda planta de un edificio que se encuentra en frente de donde se produjo la tragedía: «Yo escuché un gran estruendo. Me cuesta mucho poder explicar exactamente como fue, pero fue algo horrible. En cuanto abrimos la ventana pude ver como estaba toda la calle llena de polvo, casi no podíamos ver nada y, aún estaban cayendo cascotes. En la plaza Serralta, normalmente se reúnen muchos jóvenes. Ellos fueron los primeros en llegar y, así como pudieron, trataron de ayudar a las víctimas», concluyó.

Durante toda la jornada de ayer, los alrededores de la zona cero se llenaron de vecinos, familiares y amigos que expresaron su indignación y trasmitieron su solidaridad a las víctimas.