El Alto Tribunal rechaza el argumento de la defensa, según el que la declaración de la menor no era suficiente para culpabilizar al acusado. Según el Supremo, la Audiencia de Palma tuvo en consideración pruebas «lícitas, de cargo y de entidad suficiente» para tomar su decisión.
En el juicio la menor narró cómo distintos individuos entraban en su habitación e inculpó a su padre. La menor declaró que su padre, a partir del año 2004 la tocó en la zona genital, y en el culo. Finalmente la menor, también narró que su padre la había obligado a practicarle felaciones. Junto a estos abusos narró otros en los que los participantes fueron personas que, según la sentencia se reunían en la vivienda familiar para tomar copas, consumir drogas y practicar sexo en grupo. Éstos aprovechaban momentos en los que no eran observados por los padres de la víctima para entrar en la habitación de la menor y abusar de ella. En uno de estos episodios la menor llegó a ser violada.
El Supremo señala que la menor no mostró animadversión hacia su padre ante la Audiencia de Palma y que no se apreció deseo de perjudicarle. Ésto unido a la declaración de los psicólogos y de la propia madre de la menor llevan al Tribunal a concluir que no hay motivos para dudar de su testimonio.
La madre fue absuelta por la Audiencia ya que en el juicio quedó probado que los abusos por parte del padre se producían cuando ésta no estaba en la casa.
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