Más de 3.000 objetos han sido recuperados y, en breve, serán devueltos a sus propietarios. | ALEX SEPULVEDA

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Agentes del Grupo de Investigación de la comisaría de distrito Oeste del Cuerpo Nacional de Policía procedieron a la detención de un guardia de seguridad y a parte de su familia, acusados de robar durante años en el centro comercial Carrefour de Palma.

Según Carlos Franco, inspector jefe del citado grupo, el vigilante de seguridad ha cometido robos durante los últimos cinco años. Los productos del centro comercial sustraídos eran vendidos después por la mujer del vigilante, dos hijos y la novia de uno de ellos a otras personas. En el marco de la operación policial todos ellos también resultaron detenidos.

A los arrestados se les han incautado productos informáticos, videoconsolas, móviles de alta gama, ropa y juguetes por valor de 30.000 euros, y se calcula en 16.000 euros las ganancias que obtuvieron por la venta de productos robados en tiendas de segunda mano, sitas en la capital balear.

Banda familiar
Esta banda familiar también vendía los objetos robados por el vigilante a terceras personas, pero la policía no ha podido cuantificar a cuánto asciende el montante de estas ventas, ya que no hay ningún registro de dichas transacciones.

Cuatro de los detenidos pasaron a disposición judicial en la tarde de ayer, mientras que el quinto arrestado fue puesto en libertad con cargos debido a que tenía domicilio conocido y a su cargo tenía tres niños pequeños.

La investigación policial se inició hace dos meses, concretamente tras la denuncia presentada por el propio centro comercial, que veía como constantemente faltaban diversos productos, aunque en principio no sabía determinar si eran robados por empleados o por el público.

Los agentes encargados de la investigación centraron sus pesquisas en torno a un vigilante jurado, identificado como Juan V.S., de 49 años, y posteriormente se descubrió que la trama la completaban su esposa Esperanza R.V., de la misma edad, y sus hijos Jenifer, de 27 años, y Juan V.R., de 22 años, y la novia de éste, de 20 años, informaron fuentes del Cuerpo Nacional de Policía. Al parecer, el vigilante era una persona de suma confianza de la superficie comercial, de hecho trabajaba allí desde el año 2000.

El supuesto ladrón, aprovechando su condición de vigilante de seguridad, cuando se quedaba solo por las noches y los días festivos que el centro permanecía cerrado, se dedicaba, poco a poco, a la sustracción de los objetos.

El pasado miércoles, los policías procedieron al registro, de más de 12 horas de duración, de su domicilio y localizaron más de 3.000 objetos reflejados en los 50 folios presentados ante el juez.