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El albañil de Olot (Girona) ha confirmado en su declaración ante el juez que mató a su jefe, propietario de construcciones Tubert, porque no le pagaba y le debía unos 2.300 euros, y porque lo tenía en su interior «como si fuera una serpiente» que le dominaba.

En su declaración de este viernes en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Olot, Puig ha admitido los cuatro crímenes y ha explicado que en sus planes estaba matar a su jefe, a un electricista que trabajaba para él y al dueño del bar, aunque a estos dos últimos no les encontró, y que asesinó al hijo de Tubert porque se cruzó con él sin esperarlo.

Tanto al entrar en el bar como en el banco, el asesino confeso gritó «esto es un atraco», aunque no tenía ninguna intención de robar, y lo hizo en un primer caso porque no había tenido tiempo de localizar a Tubert padre y quería que la gente no se moviera dentro del local, y en el segundo caso, en la sucursal de la CAM, porque fue lo primero que le vino a la cabeza.

Tras cometer los asesinatos se sintió liberado y estaba «mejor que antes», aunque sabe que está mal lo que ha hecho y se arrepiente. Además, ha admitido que en alguna ocasión ya le había venido a la cabeza y que la noche antes ya lo pensó, aunque confió en que la idea se le olvidara, aunque por la mañana todavía le rondaba.

El autor confeso de los crímenes ha admitido que sabía que su jefe tenía «dificultades económicas serias» y que una persona le debía 60.000 euros, además de que corría el riesgo de tener que hipotecar su casa.