Carmen Salinas anima a otras personas en situación similar a denunciar los errores médicos. | Alejandro Sepúlveda

TW
17

El hijo de Carmen Salinas fue operado en 2003 para que le introdujeran un catéter de forma previa a un tratamiento de quimioterapia. El crío tenía 21 meses y el médico confundió varios nervios con la vena yugular y los cortó. El menor tuvo una parálisis en el brazo. Ocho años después, la Audiencia Provincial ha condenado a tres meses de cárcel por lesiones imprudentes al doctor, entonces jefe de Cirugía Infantil en Son Dureta.

-¿Cómo se siente tras la sentencia?
-Como en una nube, no me lo creo después de lo que hemos pasado. Para mí supone que ha habido justicia. Que este hombre va a pasar por lo que yo he pasado.

-¿El niño cómo está?
-Está muy consentido y es muy malo (bromea con el menor delante de ella). Se ha vuelto zurdo por la parálisis y tiene otras secuelas.

-Si se encuentra con el médico condenado, ¿qué le diría?
-Mejor no te lo digo. Que no es humano. Si me hubiera reconocido que se equivocó desde el principio me hubiera puesto histérica, pero luego lo podría haber entendido. No hay dinero para pagar lo que hemos pasado. Por eso yo quería que le condenaran.

-A su hijo le diagnosticaron un cáncer y ahí empieza todo.
-Desde el día que le ingresaron me dijeron que empezaba una batalla. Después de quince días escuchando todo lo que te dicen cuando te dan una noticia así, con un niño de 21 meses, llegó la operación. Nos dijeron que era todo muy sencillo, sólo poner un catéter para la quimioterapia. Pero la operación tenía que durar tres cuartos de hora y, en realidad, duró tres horas.

-¿Cuándo se dan cuenta de lo que había pasado?
-Esa misma noche el niño jugaba con su padre y me di cuenta de que no movía el brazo. El médico que estaba de guardia esa noche nos dijo que era algo postural por la operación. A la mañana siguiente llegó él (el cirujano). Nos dijo que por qué formábamos ese escándalo, que nosotros no teníamos ni puñetera idea de medicina. Desde ese día no le he vuelto a ver.

-¿Qué le dijeron el resto de médicos de Son Dureta?
-Que lo tomara como una secuela. Me veían nerviosa y me mandaban a dar paseos al Corte Inglés. Le mandaron a que hiciera rehabilitación. A mí me enviaron a un psicólogo: Yo lo que quería era una solución. Un mes y medio después de la operación le diagnosticaron parálisis.

-¿Qué hizo entonces?
-Llamé a mi hermano para contárselo y lo buscó en internet. En una web vio que enseguida había que operar y una lista de especialistas. Había uno en París. Tuve que buscar una chica que hablara francés, se lo explicamos y directamente le dio fecha para la operación.

-¿Qué le dijo?
-Que el médico que lo hizo sabía lo que había hecho y que era una chapuza. Que si se pasa un milímetro más, mata al niño. Le hubiera cortado la yugular.

-¿Cuándo decidió denunciar?
-Nos fuimos primero a Pamplona para terminar el tratamiento. Cuando se acabó, me tranquilice, le comenté a una amiga el caso y me dijo que su hermana era abogada. Hablé con ella (Isabel Alemany) y denunciamos. Le estoy muy agradecida (se emociona y llora). Muchos abogados te dicen que casos que no ganan no los quieren.