La Audiencia Provincial ha impuesto la máxima pena posible -20 años de prisión- a un hombre de 49 años de edad por abusar durante al menos diez años de su hijastra y por hacer lo mismo también de forma continuada con su propio hijo. El condenado vivía con ambos menores y su mujer en un piso del barrio de la Soledat de Palma, donde ocurrieron los hechos.
Según declara probado la sentencia, el acusado comenzó a vivir con su pareja en el año 1996, después de tener un hijo en común con ella. Con ellos residían también dos hijos de la mujer: un adolescente y una niña. El mismo año que se inició la convivencia se produjeron también los primeros abusos a la menor. La víctima padece un retraso mental reconocido con una discapacidad del 65 por ciento. Las relaciones sexuales se prolongaron durante una década y, para favorecer la colaboración de la menor, el acusado le entregaba a cambio dinero o tabaco.
El hermano menor de la menor descubrió los abusos al sorprender al menos en una ocasión a su padre cuando mantenía relaciones con su hermana. Él mismo sufrió en tres o cuatro ocasiones los mismos hechos, en los que su padre le penetraba. El niño, que tenía entonces diez años.
Tabaco
En el juicio, el acusado reconoció que mantuvo relaciones en varias ocasiones con la menor cuando esta tenía 17 años. También reconoció que le entregaba dinero o tabaco. Sin embargo, negó los abusos al niño y que hubiera comenzado a mantener relaciones con su hijastra cuando ésta tenía ocho años de edad. La sentencia, sin embargo, las manifestaciones del acusado no ofrecieron a la sala «convencimiento ninguno».
El Tribunal descarta que exista ánimo de venganza por parte de los menores porque los hechos salieron a la luz años después de que el acusado saliera de sus vidas. El niño estaba en un centro de acogida después de haber sido declarado en desamparo y contó a su madre por teléfono, de manera casi casual, lo ocurrido. La madre reaccionó entonces, habló con su hija y la convenció para que denunciara. La sentencia descarta que en ese momento se produjera ningún tipo de presión por parte de la madre.
La Sala considera que el acusado se aprovechó de su situación de poder sobre las dos víctimas porque era su padre. En el caso de la menor destaca la discapacidad que padece y el largo periodo de tiempo en el que se produjeron los hechos para fijar la condena en la pena máxima fijada por el Código Penal para un delito de abusos: diez años.
Esta misma pena máxima también la impone la Audiencia en el caso de los abusos al niño. En este caso, además de la edad del menor, la Sala valora que tenía graves problemas psicológicos por la propia conducta del padre hacia él.
4 comentarios
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He llegit 2 vegades la notícia i no he vist a cap lloc que l'acusat sigui mallorquí. Que visqui a labarriada de la Soledat no vol dir que sigui mallorquí... He viscut mots d'anys allà i puc assegurar que en queden ben poquets!!
Se necesita un cambio social y de leyes ya.... Una persona puede necesitar decenas y decenas de años antes de poder entender el daño que le ha producido haber sido abusado en la infancia, es un sufrimiento que puede atacar todos los ambitos de su vida, la sociedad lo debe entender y la justicia también... que los delitos de abuso sexual no prescriban nunca cuantos de nosotros hombres o mujeres denunciarían delante de un tribunal una violación a la edad adulta pido y con sinceridad no creo que todos......
Detras de cada persona sea de la nacionalidad que sea es un ser humano, y debe de pagar como lo pagaria un extranjero o quien sea....lo que sucede es que la hipocrecia de este mundo llega a estos puntos,ahora cuando les toquen a sus hijos veremos si permanecen tan callados.....aqui tenemos que ser todos iguales ante la ley y todo lo conserniente al vivir diario..
hola nadie comenta esta porqueria porque es un mallorquin no un extrangero y los que habra que no se sabe ,cualquiera puede ser delicuente de cualquier parte