Agentes armados del CNP en uno de los controles montados estos días en Son Banya. | Vasil Vasilev

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Dios aprieta, pero no ahoga. El Cuerpo Nacional de Policía ha levantado el cerco total al poblado de Son Banya, tras dos semanas de bloqueo que han ocasionado miles de euros de pérdidas al día a los narcotraficantes.

A mitad de mes, un agente del CNP fue herido en el poblado, cuando trataba de detener a «El mudo de Corea». Otros coches patrulla fueron apedreados, lo que sentó muy mal en la Jefatura de Policía de Palma. Oficialmente, no se habló de revancha, pero lo cierto es que poco después del grave incidente, el CNP cerró el poblado y comenzó el castigo de los 'narcos' gitanos. «Es bueno que entiendan que aquí hay leyes, y que si se comportan como animales tienen todas las de perder», explicó un mando policial.

Bloqueo

Así pues, una decena de agentes de la UPR (Unidad de Prevención y Reacción), Rayos (Unidad de Motoristas), Zetas (coches patrulla) y Seguridad Ciudadana se desplegaron a diario alrededor del poblado, de noche y de día. Sin descanso. Todos los coches con consumidores que llegaban a las chabolas eran interceptados, y obligados a marcharse con las manos vacías. Y el mono intacto.

Los agentes calculan que cada día de cerco, los 'narcos' han perdido «muchos miles de euros», de ahí que algunos traficantes hayan estado a punto de perder los nervios durante estas dos semanas.

Los más atrevidos salieron del poblado, para acercarse a los yonkies que pululaban por la rotonda de Mercapalma y el perímetro exterior de las pistas del aeropuerto. Pero también fueron cazados por agentes apostados en esos lugares estratégicos.

Hace unos días, comenzaron a circular rumores de que los 'narcos' habían perdido la paciencia y planeaban quemar coches y chabolas, en señal de protesta.

Ayer, el CNP decidió levantar el embargo, pero sólo parcialmente. Un tercio de la plantilla está de vacaciones y para los días 30 y 31 se esperan manifestaciones independentistas, por lo que el despliegue policial tendrá que moverse. De esta forma, parece que para fin de año -cuando las ventas de cocaína se disparan- el cerco no será tan estricto como hasta ahora. Son Banya volverá a vivir un fin de año blanco.