Un ciudadano argentino, residente en Granada, a su llegada al aeropuerto de Barajas procedentes de Roma. | Efe

TW
2

Un grupo de viajeros del crucero naufragado «Costa Concordia» ha llegado hoy al aeropuerto de Barcelona, donde han indicado que han comenzado a organizarse para presentar una denuncia colectiva, al tiempo que han comentado haber vivido una situación parecida a la del «Titanic».

Estos alrededor de 50 supervivientes del naufragio, catalanes y mallorquines, han aterrizado sobre las 10:30 horas, procedentes de Roma en un vuelo de Alitalia, en el que la compañía de cruceros los ha recolocado a última hora, por lo que casi ningún familiar les esperaba en la terminal 1 del aeropuerto barcelonés.

Los pasajeros del «Costa Concordia» han llegado a Barcelona con la misma ropa que llevaban en el momento del naufragio, muchos de ellos elegantemente vestidos porque estaban cenando cuando se inició el siniestro, y sin equipaje, sin documentación ni dinero.

Algunos llevaban en la mano una bolsa de plástico con productos de primera necesidad que les habían dado en la isla de Giglio, frente a la cual naufragó el barco.

Entre los repatriados a Barcelona se encuentran supervivientes que residen en Mallorca y que se han quedado en el aeropuerto del Prat a la espera de que se les busque un vuelo hacia Palma.

Fuentes de AENA han informado hoy de que otro grupo de pasajeros del crucero fue repatriado anoche a Barcelona.

Otros de los 177 españoles que viajaban en el barco, de un total de más de 4.000 personas, iban a ser repatriados hoy en vuelos a Madrid.

Visiblemente afectados, con síntomas de desconcierto y cansancio, algunos de los pasajeros que han llegado al aeropuerto barcelonés han relatado a los periodistas las peripecias que tuvieron que pasar para salir del barco cuando comenzó a escorarse.

Han coincidido en describir un escenario como el del «Titanic», de cuyo hundimiento se cumple este año el primer centenario.

Noticias relacionadas

Uno de los supervivientes, José Peña, que reside en Palma de Mallorca, ha explicado que viajaba con diez amigos y que tuvieron que saltar al agua para escapar del barco que se hundía.

«Tuvimos que saltar al agua al ver que no quedaban botes y que el barco se estaba hundiendo y fuimos nadando hasta la costa», ha dicho.

Ha contado que los diez amigos se perdieron de vista mientras nadaban en dirección a la isla de Giglio y durante dos días no tuvieron información los unos de los otros.

Peña y sus amigos, que se reencontraron en Roma, han llegado a Barcelona sin documentación, sin dinero y sin teléfono.

Otra crucerista de Mallorca, de nombre Francisca, ha destacado: «Ha sido lo más parecido al Titanic, estábamos en el comedor cuando oímos un ruido muy fuerte y el barco empezó a escorarse».

«La tripulación no sabía bajar los botes salvavidas ni colocarse los chalecos salvavidas y cuando empezaron a bajar los botes, éstos se encallaban y no podían bajar hasta el agua», ha relatado.

Algunos de los pasajeros han indicado asimismo que habían empezado a agruparse con la intención de presentar una denuncia conjunta.

Maria José Blanco, de Berga (Barcelona), ha denunciado por su parte «la falta de información y de organización de la tripulación».

«Yo estaba en el camarote porque no me encontraba bien y decidí no salir aquella noche. Cuando estaba en la cama, oí que empezaban a caer cosas porque encima estaba el restaurante y se caían los platos», ha señalado.

«Como la familia estaba junta en el camarote, fuimos de los primeros en subirnos a un bote salvavidas», ha manifestado María José Blanco. «Nuestro bote iba prácticamente vacío cuando hubo gente que no tuvo luego ningún bote», ha dicho.