El fuego ya está controlado, aunque aún no se ha dado por extinguido. | Alejandro Sepúlveda

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Un pirómano puso en jaque ayer tarde a bomberos, policías y guardias civiles. En una hora provocó cuatro incendios en el municipio de Llucmajor y llegó a desbordar a los equipos de emergencia. Además, la Guardia Civil detuvo a un joven y a su tío por otro fuego en Can Pelat, que comenzó por una imprudencia.

A las 14.15 horas saltó la primera alarma. Un incendio agrícola acababa de declararse en la finca de Son Granada, entre las urbanizaciones de Las Palmeras y Maioris. El Ibanat y los bomberos comenzaron a combatir las llamas, pero quince minutos después otro fuego se inició entre Son Verí Nou y Cala Blava. El asunto empezaba a ponerse feo, pero lo peor estaba por llegar. Otros quince minutos después un tercer siniestro comenzó en el circuito de carreras de Llucmajor, y se acercó peligrosamente a depósitos de combustible. La Policía Local de ese municipio llevó a cabo un rápido despliegue, pero no pudo evitar que las llamas causaran daños en el recinto. A las tres de la tarde, llegó el siguiente -y último- mazazo. El incendiario se desplazó en coche o en moto a la carretera de s'Aranjassa y actuó de nuevo. Cerca de allí, en Can Pelat, un joven de 22 años y su tío de 47 trabajaban con metal y una chispa causó un nuevo incendio. El Seprona de la Benemérita los detuvo después, tras quemar el fuego 8 hectáreas.

Aviones

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La cobertura aérea, con aviones Cannadair, avionetas y helicópteros, volvió a ser clave para recuperar el control de la situación. El alcalde de Llucmajor, Joan Jaume Mulet, y el conseller de Agricultura, Gabriel Company, visitaron el circuito y otras áreas afectadas por las llamas y siguieron muy de cerca el operativo.

La Guardia Civil y la Policía Local, por su parte, montaron un gran dispositivo para dar caza al pirómano. Dos coches sospechosos fueron localizados cerca de los fuegos y ahora se investigan las matrículas.

La cadena de incendios intencionados de ayer en el municipio de Llucmajor provocaron también el caos circulatorio en s'Arenal, la autopista y la carretera del Cap Blanc.

Cientos de conductores se vieron atrapados por el humo y las llamas y la circulación tuvo que ser cortada en distintos tramos. Las retenciones fueron kilométricas. Las autoridades han solicitado la colaboración ciudadana para detener al pirómano, que podría volver a actuar.