Dos agentes de la policía patrullan en moto en el barrio de Son Gotleu. | ultimahora.es

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El Tribunal Supremo ha confirmado una condena de tres años y medio de prisión para un narco que jugó al límite con la policía. El acusado protagonizó un intento de huida espectacular en moto, embistió a un agente con el vehículo y terminó rompiéndole el casco a puñetazos antes de ser detenido.

El condenado es un hombre de 43 años de edad que vivía en Son Gotleu. A lo largo de la primavera del año 2008 varias quejas vecinales alertaron a la policía de que podía dedicarse de forma habitual a la venta de cocaína, hachís y marihuana. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía montaron un dispositivo para investigar las denuncias. Durante dos noches lograron pruebas de que vendía junto a un bar: una de ellas detuvieron a dos clientes con pequeñas cantidades de cocaína y otro día vieron cómo tiraba al suelo hachís al ver a los agentes.

El narcotraficante llevaba una rutina más o menos fija. Iba de su casa hasta la plaza Sant Francesc Xavier en motocicleta. Al llegar escondía en unos árboles la droga y se acercaba al bar. Allí pactaba las ventas y después se iba a por los estupefacientes.

El siete de mayo de 2008 la policía fue al domicilio del sospechoso para un registro y detenerle. Justo cuando llegaban los agentes a la vivienda, su objetivo se montaba en un ciclomotor para marcharse. Los policías le dieron el alto pero él huyó. Un agente le siguió también en motocicleta. El acusado comenzó una huida de carrera de cuádrigas de Ben-Hur. En un momento dado comenzó a hacer maniobras para tirar al suelo al policía. Al final los dos se fueron al suelo. El sospechoso, en lugar de salir corriendo se volvió hacia el agente y comenzó a darle puñetazos hasta que le rompió el casco con el que se protegía. Finalmente fue reducido y arrestado.

La Audiencia Provincial condenó al motorista osado a tres años de cárcel por narcotráfico y a seis meses por las lesiones que causó al agente. Ahora el Tribunal Supremo confirma la sentencia. El caso con todo no queda cerrado del todo. Dos hombres a los que el acusado había vendido droga y que fueron identificados por la policía defendieron su inocencia en el juicio. La Audiencia Provincial mandó su testimonio a un juzgado de instrucción por mentir en el juicio.