Cristina Vizcaíno afirma que «al fin ha quedado todo claro».

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«No tengo nada que esconder y quiero que la gente sepa que se han equivocado con nosotros, han sido unos meses muy duros en los que he perdido el trabajo y he tenido que cambiar de casa porque no me quisieron renovar el contrato de alquiler». Cristina Vizcaíno y su marido Iván Nuño, de 32 y 34 años respectivamente, fueron detenidos a principios del pasado mes de mayo por presuntos malos tratos al hijo de ella, de ocho años de edad. Ahora, el Juzgado de Instrucción número 1 de Palma ha decretado el sobreseimiento provisional de la causa, procediendo al archivo de las actuaciones al no hallarse pruebas acerca de posibles malos tratos.

Cristina y su marido siempre han defendido su inocencia y quieren recordar que «durante todos estos meses el niño siempre ha estado con nosotros y ahora el juez nos ha dado la razón y los informes dicen que soy una madre protectora».
La mujer explica que su hijo es discapacitado -padece sordera- y es hiperactivo. «Su padre biológico nació en Alemania y no quiso hacerse cargo de él porque era discapacitado, estos años ha aparecido esporádicamente, lo he denunciado por amenazas y más cosas, no aceptó que yo me casara con otro hombre y apareció para poner la denuncia», añade.
El padre denunció los presuntos malos tratos ante la policía a raíz de unas sospechas en el colegio, especialmente por unas marcas de uñas y una quemadura de cigarrillo.

Cristina afirma que su hijo siempre ha salido vestido «limpio y correctamente de casa, pero es hiperactivo y muchas veces se ensucia al poco rato, la marca de uñas fue porque iba a cruzar la calle sin mirar delante del colegio, en la zona de la Vileta, y mi marido lo agarró con fuerza para que no lo atropellaran. Es cierto que tenía una marca de cigarro, fue en Palma paseando frente a unos grandes almacenes, un hombre que caminaba con un cigarro se la hizo sin querer y ni nos dimos cuenta».

La mujer no entiende por qué «si en el colegio detectaban cosas raras no lo denunciaron hasta abril, cuando lo cambié de centro porque había denunciado en la Conselleria que niños más mayores le pegaban». «El padre del niño nos denunció y la policía nos detuvo, tengo que decir que la policía nos trató muy bien, pero antes de detenernos no se investigó nada, ahora se ha demostrado que fue una injusticia», concluye.