El condenado, durante el juicio celebrado el pasado mes de enero. | Alejandro Sepúlveda

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«Una auténtica escena de terror y de sadismo». La Audiencia Provincial ha impuesto la máxima condena posible a Mohamed Fadel por violar y apuñalar a Cheryl Marie Maddison en Magaluf el 30 de mayo de 2008. El tribunal repasa la gravedad de los hechos en los que la víctima fue golpeada, violada una vez, después obligada a ducharse para ser forzada una vez más y, por último fue asfixiada, apuñalada y dada por muerta por su agresor. De esta manera le impone 23 años por intento de asesinato y violación.

Sobre la autoría de los hechos no había ninguna duda después de que el ADN apuntara al acusado y éste mismo confesara en instrucción, aunque en el juicio se negó a contestar a la acusación. El problema que planteó la defensa era si el modo en el que se obtuvo esa prueba fue legal ya que no hubo ningún tipo de intervención judicial. La sentencia señala que como mucho pudo haber una «irregularidad procesal» que no anula la validez de la prueba.

La Guardia Civil comenzó a sospechar de Fadel casi tres años después de los hechos. Los restos encontrados en otra violación en Magaluf señalaban que el autor había sido el mismo hombre que atacó a Cheryl. Así se centró la investigación en trabajadores que fueran a hacer la temporada a la localidad y que luego vivieran en Canarias en invierno. Dos guardias siguieron al acusado una noche y, cuando éste tiró una colilla al suelo. Los agentes la recogieron y de allí se sacó la muestra de saliva que le delató. La defensa argumentaba que el análisis se produjo sin supervisión judicial y que este hecho suponía una violación del derecho de la intimidad porque de esta muestra se podía acceder a datos personales. La sentencia argumenta en cerca de una veintena de páginas que, aunque es discutible que no se pidiera autorización al juzgado, la prueba que se realizó sólo aportaba el dato de la identidad, por lo que no vulnera ningún tipo de derecho. También respalda la Audiencia cómo realizó las pesquisas la Guardia Civil y señala que sí tenía indicios suficientes para comprobar el ADN de Fadel.

La sentencia también respalda la declaración de la víctima y en base a ella reconstruye lo ocurrido. Así, señala que el acusado abordó a Cheryl en la puerta de los apartamentos Magasol y que , tras hablar con ella subió las escaleras acompañándola con la excusa de que iba a ver a unos amigos en otro piso. Cuando la joven abrió la puerta de su casa, Fadel le dio un puñetazo y se coló dentro. A la fuerza la llevó al balcón y la obligó a que le hiciera una felación. La víctima, aterrada, se defecó encima. El acusado la obligó a ir al baño a ducharse para que se limpiara la sangre y las heces. Después la violó y la estranguló hasta que la dejó sin sentido. Fue a la cocina y cogió un cuchillo y la apuñaló. Cuando la víctima se despertó la colocó de cara a la pared y le puso el arma en el cuello, le hizo un pequeño corte. La víctima reaccionó fingiéndose muerta. En el juicio describió cómo contuvo la respiración para que no oyera la sangre que le salía a borbotones del pulmón herido.