La Paca, esta mañana, en el juicio. | Alejandro Sepúlveda

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Sin sorpresas. Francisca Cortés Picazo, ‘La Paca', siguió la línea fijada por la mayoría de las defensas en el ‘caso Kabul' y se negó a contestar a todas las preguntas en el macroproceso por narcotráfico en el que se enfrenta a una condena de 19 años de prisión. Ayer, en la quinta jornada del juicio terminaron de declarar todos los encausados. Ninguno de ellos ha admitido la más remota relación con el narcotráfico y, de hecho, sólo dos han contestado a las preguntas de la Fiscalía. Las defensas jugarán sus bazas a partir de esta mañana cuando comiencen a declarar los guardias civiles que realizaron la investigación.

Quien contestó al menos a preguntas de su abogado fue ‘El Farru', el condenado por la muerte de ‘La Parrala'. Éste se sumó al gran número de acusados que han vinculado sus ingresos con la compra y venta de vehículos usados.

‘La Parrala'

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De hecho, atribuyó a la venta de un coche la deuda que tenía con él ‘La Parrala' y que motivó que fuera al poblado de Son Banya donde, tras una discusión, disparó a la mujer en la cabeza. Lo dicho ayer por ‘El Farru' contradice el relato que aceptó cuando fue condenado por homicidio. En aquélla ocasión el texto del acuerdo recogía que la deuda era por tráfico de drogas.

Los únicos acusados que sí respondieron a los fiscales Adrián Salazar y Julio Cano han sido los dos alemanes implicados. El más joven de ellos, Tim Robbins, según la Fiscalía actuaba como testaferro de ‘El Ico'. Ayer, el acusado negó cualquier relación con el tráfico de drogas, incluso tras un pinchazo telefónico en el que alguien le dice: «¿Puedes preguntar a ‘El Ico' a cuánto va el kilogramo de éxtasis?».

Robbins señaló que conoció al hijo de ‘La Paca' porque tenía un negocio de compra y venta de coches en Can Valero. De hecho, fue él quien vendió a ‘El Ico' el Hummer que había sido del futbolista Etoo. A cambio recibió varias joyas y un Volkswagen Tuareg. Sobre las conversaciones que le vinculan con alguno de los proveedores de droga que abastecían desde Barcelona el poblado, Robbins aseguró que lo que él buscaba era expandir su negocio de coches. La detención del hijo implicó al padre en el caso ya que, la Guardia Civil encontró dos armas en la vivienda que tenía el hombre en Capdepera. Ayer en el juicio, tanto el padre como el hijo señalaron que las armas eran de un amigo que las tenía en un velero y que les pidió que se las guardaran.