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Holger Jaques, ciudadano alemán de 34 años, aceptó ayer una condena de 17 años de cárcel por violar a tres niños, dos de ellos hijos biológicos suyos y otra, hija de su pareja, para subir los vídeos a internet. El pederasta confeso actuó en un domicilio de Llucmajor y en una embarcación de recreo durante los años 2008 y 2009.

La culpabilidad del acusado estaba probada a través de los vídeos pornográficos que él subía a la web. En ellos aparecía manteniendo relaciones sexuales con los menores o obligando al niño -que entonces tenía nueve años- a que también forzara a las dos niñas, su hermana de tres años y su hermanastra de ocho. El pasado mes de octubre, Jaques compareció ante el juzgado de instrucción y reconoció por primera vez todos los hechos. Ayer hizo lo mismo en el juicio. Asistido por una intérprete de alemán aceptó lacónicamente su autoría y, en el turno de última palabra se limitó a decir: «Lo he entendido todo, lo único que me queda es pedir disculpas».

El acuerdo alcanzado entre su letrado y su defensa implica que se le reconozca una atenuante muy cualificada por su confesión el pasado mes de octubre. De esta manera se le condena a cinco años y medio por cada uno de los tres delitos de abusos sexuales de los que se le acusan y a otro año por corrupción de menores, dado que mostraba a su hijo vídeos pornográficos.

Confesión

El fiscal justifica en su escrito el atenuante en que la confesión de Jaques permitió que se agilizara mucho la instrucción. En el momento en el que admitió los hechos, el juzgado había solicitado una comisión rogatoria a Alemania para que se tomara declaración a dos de los menores. Ante la confesión se evitó este trámite y el fiscal también valora que, de esta manera se evitó una «victimización de los menores» que así no llegaron a tener que rememorar lo ocurrido. Los niños han padecido toda una serie de secuelas psicológicas a raíz del trauma provocado por su padre. El acusado fue detenido en el mes de abril de 2011 y, desde entonces se encuentra en prisión. Los menores están en Alemania. En la investigación de los hechos participó el Cuerpo Nacional de Policía y expertos del Institut Mallorquí d'Afers Socials.