«Por el momento podemos decir que hay un fallecido y diecisiete heridos», indicó a Efe el servicio de prensa de la provincia de Flandes Oriental, en el norte del país, donde se produjo el siniestro.
Este balance contrasta con el ofrecido previamente por el gobernador de esa región, Jan Briers, quien había señalado que se habían registrado dos muertos y 14 heridos.
Las autoridades belgas corrigieron así la primera evaluación del accidente, ocurrido a las 02.00 horas de la madrugada hora local (00.00 GMT), en la que habían descartado que hubiera heridos.
La víctima y los heridos son vecinos que se encontraban en las proximidades de la línea ferroviaria donde el convoy descarriló, pero la ministra belga del Interior, Joëlle Milquet, precisó a la cadena de televisión RTL que aún está por determinar «si hay un vínculo entre el fallecimiento y el accidente del tren», por lo que se ha abierto una investigación.
El accidente también motivó la evacuación de unas 300 personas entre las localidades de Schellebelle y Wetteren, que aún no han podido volver a sus casas.
El tren procedía de Holanda y se dirigía hacia el puerto belga de Gante, informó en un comunicado Infrabel, la sociedad que gestiona el tráfico ferroviario en Bélgica, que en un primer momento afirmó que no había que lamentar víctimas o heridos.
En total, de los trece vagones del tren descarrilaron ocho y tres se incendiaron después de que el convoy hubiese efectuado un cambio de vías.
Según Briers, pudo producirse un error en el cambio de agujas -aunque esto todavía debe ser investigado-, mientras que hay «fuertes indicaciones» de que el maquinista «no cometió ninguna falta».
Momentos después de producirse el accidente, que desató un incendio «espectacular, visible a varios kilómetros de distancia», según la RTL, los servicios de emergencias llegaron al lugar y establecieron un perímetro de seguridad que implicó la evacuación de los vecinos y que aún no ha sido levantado.
Se activaron también los planes comunal y provincial de catástrofes.
Los bomberos advirtieron de que en las tareas de extinción del incendio podían liberarse vapores tóxicos, por lo que pidieron a los vecinos en un radio de medio kilómetro del lugar del siniestro permanecer en sus casas con las ventanas cerradas, por precaución.
Cinco personas que dijeron sentirse mal tras el accidente fueron trasladadas a hospitales, donde se estudiará cualquier posible relación con el incendio del tren, informó la agencia de noticias Belga.
A pesar de que los vagones incendiados contienen acrilonitrilo, una sustancia tóxica, y que de ellos escapan vapores de cianuro, los bomberos aseguraron que «no hay riesgos para la salud pública».
Se han previsto equipos «anticianuro» en caso de que alguna persona diese muestras de intoxicación, pero los servicios de emergencias consideran que la gran masa de humo originada en el incendio «no es peligrosa para la población».
Por el momento, las pruebas realizadas del aire en la zona descartan contaminación por sustancias tóxicas, pero las autoridades han aconsejado igualmente a los vecinos apagar los sistemas de ventilación y evitar consumir, de manera preventiva, agua de pozos.
El Gobierno local confirmó que el tráfico ferroviario en la zona estará suspendido durante dos días, de forma que la sociedad nacional ferroviaria, SNBC, ya ha anunciado que pondrá a disposición de los viajeros una flota de autobuses para cubrir las líneas más afectadas, mientras que otras serán desviadas.
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