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El juez que investiga el accidente del tren Alvia que descarriló ayer en las proximidades de Santiago ha recibido la caja negra del convoy en su investigación para determinar las causas del accidente.

Fuentes de la investigación han informado a Efe de que el conductor del tren reconoció que iba a una velocidad de unos 190 kilómetros por hora en una zona limitada a 80 kilómetros por hora.

Tras el siniestro mortal, el conductor mantuvo comunicaciones por radio en el que aseguró que iba a mucha mayor velocidad de la que indicaba la curva en la que se produjo el accidente.

Fuentes de la investigación han asegurado que tras el accidente, el conductor del tren admitió también que iba a esta velocidad de unos 190 kilómetros por hora en una conversación que mantuvo con el delegado del Gobierno en Galicia.

En una de las conversaciones telefónicas mantenidas tras la tragedia, uno de los maquinistas del tren dijo: «Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer».

Ambos conductores salieron ilesos del siniestro y participaron en las tareas de rescate, así como prestando ayuda en todo aquello que consideraron necesario.

La Policía y técnicos de infraestructuras viarias investigan desde anoche las causas del accidente.

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En declaraciones a la Cadena Cope, un representante de Renfe ha señalado que la caja negra está ya en manos del juez y se ha mostrado prudente sobre las causas que han provocado el accidente.

El presidente de la compañía ha señalado, además, que no se tardará mucho en conocer las causas del siniestro, pero que es una decisión del juez que es quien tienen que valorar todas las pruebas.

El secretario general del sindicato de maquinistas (Semaf), Juan Jesús García Fraile, ha considerado que el accidente tuvo que deberse a «una suma de circunstancias».

«No sabemos qué ha podido pasar, pero teóricamente es más de una cosa, una suma de circunstancias», ha dicho a Efe García Fraile, quien se ha trasladado a Galicia tras el accidente.

García Fraile ha señalado que su sindicato no ha tenido acceso a ninguno de los registros, ni conocen las conversaciones ni las velocidades que se hayan dado, pero sí ha destacado que en la zona del accidente «hay una curva pronunciada».

El maquinista que conducía el tren siniestrado llevaba tres años en el centro de trabajo de La Coruña y estaba adscrito al servicio de larga distancia.

«Es un ferroviario con una larga trayectoria en conducción, desde el año 98-2000», ha señalado, al tiempo que ha apuntado que cualquier maquinista, para circular por una infraestructura «tiene que conocerla».