Los agentes cachearon al conductor que iba borracho. | Vasil Vasilev

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Al conductor detenido anoche no le sirvió la excusa clásica: «Agente, sólo he tomado una copita». Sobre todo, porque cuadruplicó la tasa de alcoholemia. Lo que se dice prácticamente un coma etílico al volante.

Sobre las tres de la madrugada un varón de unos 30 años de edad regresaba a su casa de Palma tras una noche de copas.

Prestado

Al parecer, le había pedido el coche prestado a su hermano y cuando circulaba por la calle Caminer perdió el control y golpeó a uno estacionado en el lado izquierdo. A continuación volcó e impactó con otros tres, hasta finalmente quedar detenido en medio de la calzada. Los vecinos que escucharon el estruendo fueron los primeros en avisar a la policía. Una patrulla del cuartel de San Fernando se encontraba en las inmediaciones y llegó a los pocos minutos. El conductor estaba en perfecto estado, aunque evidenciaba un estado de embriaguez alarmante. Tras ser sometido a la prueba de alcoholemia, dio positivo con una tasa cuatro veces mayor que la máxima permitida. Acto seguido, fue arrestado y pasó el resto de la noche en los calabozos. Posiblemente, una de sus noches más caras.